viernes, 8 de febrero de 2013

LA MODA DE LAS FRASES BONITAS.


         La empresa Real Time Report afirmaba que el número de usuarios de la principal red social, en agosto de 2012, era de 955 millones de usuarios. En España, en Julio de 2011, el número de registros era de  14.323.000 registros. Si cada registro fuera una persona, estaríamos hablando del 31% de la población. Un porcentaje nada desdeñable para tomar el pulso a la realidad.

        Y la realidad es que, además de personas físicas, en las redes estamos las empresas, grupos, asociaciones y casi todo aquello que podamos imaginar. Y se ha puesto de moda el juntar frases positivas, de ánimo, muy bonitas, con imágenes poéticas, a veces impactantes. Y es verdad que muchas veces motiva, y mucho, ver este tipo de imágenes y frases. Y logran producirte una sonrisa llena de cariño y de bondad. Pero…

         Pero hoy queremos hablar del sufrimiento humano, de aquellas personas que no son capaces de alegrarse ante la imagen de un niño pequeño acariciando a un gato, que cualquier dicho de Marco Aurelio, Séneca, Jesús, Marx, Buda o quien sea, no le dice absolutamente nada. Personas que no disfrutan de las pequeñas cosas y que su mente está ocupada por la preocupación constante, por pensamientos que no pueden controlar, no aceptan como parte de sí mismos y sufren cada día porque les afecta a sus relaciones, a su rendimiento laboral y a su bienestar.

        Este sufrimiento es un problema que no se resuelve fácilmente. Y es aquí donde aparecen personas que se aprovechan de la buena voluntad, de la necesidad humana de sentirse bien. Y bajo una foto retocada y una frase poco original, te venden soluciones y curas sin ningún fundamento o que están más interesadas en el negocio que en la salud.

        No vamos a entrar a criticar si las terapias de un tipo o de otro son científicas, sanan o no. Pero sí que nos parece un auténtico timo que desde televisiones generalistas se promueva la comunicación con “el más allá”, los difuntos y les dé para hacer una gira de teatros por España. O que un conocido impulsor de la PNL en España realice conferencias y cursos sobre la vida, la muerte y la vida después.  No sabemos después de qué…

          De hecho, si pensamos con un poco de frialdad, y analizamos cómo nos venden el coaching (como el arte de hacer las preguntas adecuadas), lo comparan con la mayéutica: el método socrático. Nos debería dar pena y caérsenos la cara de vergüenza a los profesionales que nos dedicamos a la ayuda. ¿No hemos encontrado otra manera, otras formas de proceder y de hacer las cosas en 2.500 años?

         Por suerte, siempre encontramos auténticos profesionales. Lo que los distingue de los charlatanes es que no tienen tiempo para estar apasionados con que el fulano tal viene a impartir trescientas certificaciones internacionales en algo. Todo lo contrario: sabe a quién tiene que ver, con quien hablar y si se acerca a uno de estos gurús es para hacerse una foto que le ayude a llegar a más gente. El verdadero profesional no pierde el tiempo en los medios de comunicación. Dedica el justo y necesario para entablar un mínimo de comunicación – es lo que pretendemos con este blog semanal – con personas lejanas, a quienes no conoce. Una persona que está en la radio o en la televisión cada día, no dedica ese tiempo a estudiar, a buscar soluciones, y por tanto, se ha quedado en una zona de conocimiento en el que se encuentra seguro. Y por ello, lo vende.

        Lo que diferencia a un buen profesional es, primero, que está enamorado de su trabajo. Siente pasión por él y lo trasmite. Quiere mejorar sus resultados constantemente, de manera que busca respuestas, estudia, compara y cambia sus procedimientos. Trata de adaptar protocolos eficaces a la individualidad de la persona que tiene delante, para garantizar el buen fin. El buen profesional se rige por el principio de la autonomía, de manera que evita el paternalismo. Si cree, fundadamente, que ha de decirte algo que no te gusta, te lo dirá.

         Si sufres, si en tu vida hay demasiada insatisfacción, busca, fundadamente, a un profesional, no solo con títulos o certificaciones. Busca a una persona que, sobre todo, adore a lo que se dedica y sueñe, día a día, con resolver problemas. Aunque sus frases no sean bonitas.

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