La empresa Real Time
Report afirmaba que el número de usuarios de la principal red social, en agosto
de 2012, era de 955 millones de usuarios. En España, en Julio de 2011, el
número de registros era de 14.323.000 registros.
Si cada registro fuera una persona, estaríamos hablando del 31% de la
población. Un porcentaje nada desdeñable para tomar el pulso a la realidad.
Y la realidad es que,
además de personas físicas, en las redes estamos las empresas, grupos,
asociaciones y casi todo aquello que podamos imaginar. Y se ha puesto de moda
el juntar frases positivas, de ánimo, muy bonitas, con imágenes poéticas, a
veces impactantes. Y es verdad que muchas veces motiva, y mucho, ver este tipo
de imágenes y frases. Y logran producirte una sonrisa llena de cariño y de
bondad. Pero…
Pero hoy queremos
hablar del sufrimiento humano, de aquellas personas que no son capaces de
alegrarse ante la imagen de un niño pequeño acariciando a un gato, que
cualquier dicho de Marco Aurelio, Séneca, Jesús, Marx, Buda o quien sea, no le
dice absolutamente nada. Personas que no disfrutan de las pequeñas cosas y que
su mente está ocupada por la preocupación constante, por pensamientos que no
pueden controlar, no aceptan como parte de sí mismos y sufren cada día porque
les afecta a sus relaciones, a su rendimiento laboral y a su bienestar.
Este sufrimiento es un
problema que no se resuelve fácilmente. Y es aquí donde aparecen personas que
se aprovechan de la buena voluntad, de la necesidad humana de sentirse bien. Y
bajo una foto retocada y una frase poco original, te venden soluciones y curas
sin ningún fundamento o que están más interesadas en el negocio que en la
salud.
No vamos a entrar a
criticar si las terapias de un tipo o de otro son científicas, sanan o no. Pero
sí que nos parece un auténtico timo que desde televisiones generalistas se
promueva la comunicación con “el más allá”, los difuntos y les dé para hacer
una gira de teatros por España. O que un conocido impulsor de la PNL en España
realice conferencias y cursos sobre la vida, la muerte y la vida después. No sabemos después de qué…
De hecho, si pensamos
con un poco de frialdad, y analizamos cómo nos venden el coaching (como el arte
de hacer las preguntas adecuadas), lo comparan con la mayéutica: el método
socrático. Nos debería dar pena y caérsenos la cara de vergüenza a los
profesionales que nos dedicamos a la ayuda. ¿No hemos encontrado otra manera,
otras formas de proceder y de hacer las cosas en 2.500 años?
Por suerte, siempre
encontramos auténticos profesionales. Lo que los distingue de los charlatanes
es que no tienen tiempo para estar apasionados con que el fulano tal viene a
impartir trescientas certificaciones internacionales en algo. Todo lo
contrario: sabe a quién tiene que ver, con quien hablar y si se acerca a uno de
estos gurús es para hacerse una foto que le ayude a llegar a más gente. El
verdadero profesional no pierde el tiempo en los medios de comunicación. Dedica
el justo y necesario para entablar un mínimo de comunicación – es lo que
pretendemos con este blog semanal – con personas lejanas, a quienes no conoce.
Una persona que está en la radio o en la televisión cada día, no dedica ese
tiempo a estudiar, a buscar soluciones, y por tanto, se ha quedado en una zona
de conocimiento en el que se encuentra seguro. Y por ello, lo vende.
Lo que diferencia a un
buen profesional es, primero, que está enamorado de su trabajo. Siente pasión
por él y lo trasmite. Quiere mejorar sus resultados constantemente, de manera
que busca respuestas, estudia, compara y cambia sus procedimientos. Trata de
adaptar protocolos eficaces a la individualidad de la persona que tiene
delante, para garantizar el buen fin. El buen profesional se rige por el
principio de la autonomía, de manera que evita el paternalismo. Si cree,
fundadamente, que ha de decirte algo que no te gusta, te lo dirá.
Si sufres, si en tu vida hay demasiada insatisfacción, busca, fundadamente, a un profesional, no solo con títulos o certificaciones. Busca a una persona que, sobre todo, adore a lo que se dedica y sueñe, día a día, con resolver problemas. Aunque sus frases no sean bonitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario