miércoles, 27 de junio de 2012

CREACIÓN DE VALOR I: FORMACIÓN


“Si no tiene solución es un hecho.
Si la tiene, es un problema, en cuyo caso
Sólo hay que dar con la solución adecuada”.
House.

            En Prossem estamos convencidos que lo importante es “lo que las personas hacen” y no “lo que las teorías dicen”. La elaboración de hipótesis, la observación sistemática, el análisis de datos y llegar a conclusiones bien establecidas, nos permite ser más eficaces y crear valor, a través de la aplicación de ese conocimiento libre de sesgos.

            Existen muchas maneras de transmitir el conocimiento elaborado. Pero no todas las formas son útiles. Una de la manera de transmitir la información es mediante la publicación on line, o en revistas especializadas, o complicadas carreras universitarias. El aprendizaje – el resultado final de la transmisión de la información – requiere de varios cambios en el conocimiento, en la motivación, en las creencias y en la conducta mediante el desarrollo de habilidades. Y lo que es válido para el individuo lo es para las organizaciones. Una empresa que inicia cualquier proceso de cambio estratégico no logrará sus objetivos si no modifica sus conocimientos, los comportamientos, la motivación de todos los miembros y las creencias, muchas veces arraigadas a la cultura general del país o de la región donde se ubica.

            Una manera de generar aprendizaje es mediante la formación. Sin embargo, los modelos de trabajo que Prossem utiliza son los de “aprender haciendo”. Los adultos podemos leer, mirar vídeos y tutoriales en Internet, lo que queramos. Pero como primates, necesitamos manipular las cosas, “faenar”, para aprender y fijar ese conocimiento. Aunque sean textos, si no los reelaboramos se nos olvidarán en breve. Sin embargo, mediante el aprendizaje experiencial, basado en evocar experiencias personales, se logra vincular las propias vivencias a los nuevos conocimientos, reforzando la adquisición de nuevas habilidades.  

            La experiencia de cada uno se puede aprovechar tanto en grupo, en seminarios previamente elaborados, como de forma individual a través de procesos de Coaching. Los seminarios permiten tomar contacto con otras personas, con un pasado diferente y con experiencias diferentes, que se enriquecen mutuamente con la realización de las actividades a las que enfrentamos a nuestros alumnos. En el Coaching, mediante un proceso controlado, de preguntas y respuestas, de estrategias, de diálogo enfrentamos a una persona consigo mismo con el objetivo de transformar las limitaciones en recursos.

            Somos bastantes reacios a los programas de aprendizaje no presenciales. Si el objeto del programa es técnico, como por ejemplo, matemática financiera, no queda otra que repetir, repetir y repetir. Corrección de los errores y volver a repetir. Aún así, los cursos por Internet no logran solucionar dos problemas. Uno de ellos es el feedback – la información sobre qué y cómo estamos haciendo la tarea – que no es contingente, es decir, es lento, tarda demasiado y es inespecífico. (Los programas de autocorrección sólo indican si está bien o mal pero no el camino para llegar a la respuesta correcta). Otros métodos que sirven para poco son las clases magistrales, un señor dándonos  una charla en base a su extensa sabiduría o curriculum vitae, pero es un método aburrido e ineficaz. Los tutoriales de Internet no se diferencian mucho de estas clases magistrales. Sólo que tienen videos y música. Un ejemplo de ello es tratar de mejorar las habilidades de concentración y atención en la práctica deportiva. Cojan un grupo de adolescentes que aspiran a ser estrellas del fútbol, y póngales vídeos, denles un libro o una charla sobre la concentración… y verán que habrán perdido el tiempo y el dinero.

            Por otro lado, es importante que el material recibido se transfiera a la vida diaria. Desarrollamos soluciones mentales, emocionales o de comportamiento para situaciones específicas. Para comprobarlo, evaluamos el estado anterior al programa de formación y su impacto posterior. Para comprobar que no sólo se aprende sino que también se transfieren los contenidos a la vida diaria.  Realizamos un seguimiento de las personas que se han puesto en nuestras manos, así como de las empresas, asociaciones y clubes, Ese seguimiento es nuestra medida. Estamos obsesionados en medir, en recoger datos con instrumentos fiables y válidos, que nos indiquen si nuestro camino nos lleva a la meta común o nos desviamos.

            Nuestro foco no son los problemas. Son las soluciones. Nosotros le ofrecemos la primera de ellas. Formación. Bien mediante nuestro catálogo, bien creándoselo a medida (para que de esta manera cumpla con sus expectativas e intereses). Lo que es un hecho es que, después de cinco años de crisis, seguimos haciendo lo mismo y esperamos resultados distintos. Les invitamos a cambiarlo, a hacer.

miércoles, 20 de junio de 2012

CUESTIÓN DE TIEMPO


Según la Organización Mundial de la Salud, en España 2.3 millones de personas (un 6 % de la población), sufre alguna alteración relacionada con la ansiedad y el estrés.  Otros estudios suben el porcentaje al 13 %, y los más atrevidos afirman que la sufren 1 de cada 3. Confesamos que este último dato no lo hemos encontrado en estudios bien formulados, pero el de la OMS sí lo está y es elevado. Se refieren a trastornos catalogados en clasificaciones internacionales, como la CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) – 10 o el DSM – IV (Manual Diagnóstico Estadístico).

Hay otros pequeños estados de ansiedad, que agotan igual, y que aparecen en el día a día. La sensación de dormir y no descansar, que te duele en un sitio o en otro, resultados mediocres en situaciones donde no deberías tener problemas, discusiones frecuentes con las personas cercanas, descontrol en las comidas, aumento de peso, incremento de conductas destructivas como el consumo del tabaco o del alcohol son síntomas de no estar sabiendo gestionar la situación actual. El malestar psicológico que se genera se transmite y, como toda emoción, se contagia. Y aparece el síndrome de quemado o síndrome Burnout.  Las relaciones se vuelven superficiales y no dedicamos ni tiempo ni esfuerzo para la pareja, la familia o la resolución de conflictos. “Yo soy así”, “esto es lo que hay” y “es el otro el que debe cambiar” son síntomas de ese estrés del día a día.

Podemos identificar las causas que generan este estrés. La primera de ellas es, precisamente, la falta de tiempo. Tenemos electrodomésticos, mail, teléfonos, coches…y sin embargo, siempre nos falta tiempo. Dedicar 5 ó 10 minutos a hacerse una lista de tareas diaria o a organizarse es altamente beneficioso. Aún así, se nos olvidarán cosas. Porque la segunda causa es, que no somos multitarea. No podemos abarcar todo, no podemos controlar todo. La tercera causa, también relacionada con las anteriores, es la falta de concentración. Kurt Lewin  afirma que una tarea inacabada ocupa recursos mentales.  Si cuando estás realizando una tarea te piden que hagas una cosa, la que sea, el resultado de la primera tarea se verá dañado. 

Otras dos causas del estrés diario son la incapacidad para ser asertivos, en su doble vertiente: saber decir que no y saber defender nuestros derechos o posiciones. Saber decir que no es importante. Ceder constantemente por miedo a la reacción de los demás es una de las principales fuentes de malestar psicológico. No saber defender tus posiciones y derechos también genera sufrimiento.

Sin embargo una de las causas que más nos preocupa, porque nos la estamos encontrando a diario, es no saber aceptar un no.  Hay personas que les dices que no y su enfado e ira alcanzan cimas más altas que el Himalaya. Sin embargo, la clave para el éxito consiste en el autocontrol y el autocontrol es saber diferir refuerzos. Es aprender a soportar un no y gestionar el estado de ánimo que nos genera. Existe un estudio clásico de 1970 dirigido por Walter Mischel. En él, se pedía a niños de 4 años que, cuando sonaba una campana, podían recoger un caramelo. Pero si esperaban un cierto tiempo cuando sonaba la campana, recibirían dos.  En los vídeos de los experimentos es muy gracioso ver a los niños hacer de todo para aguantar y no ir a por el caramelo ante el sonido de la campana. Se muerden las uñas, golpean el suelo, gritan… para no ir a por el caramelo y conseguir dos. Algunos niños  aguantan un minuto y otros hasta quince. ¿Qué pasó con estos niños? Pues los que esperaron más tiempo, fueron a las mejores escuelas y además, tuvieron mejores resultados en su vida adulta.

La capacidad para demorar una gratificación correlaciona con el estatus económico y con el estilo de padres que vamos a ser. Y la falta de esta habilidad predice el divorcio, el consumo de drogas y alcohol e ingresos económicos bajos.

Ante las investigaciones que revelan estos datos sólo nos queda recordar una frase atribuida a Shakespeare: la vida que no es examinada, no merece ser vivida. Todos tenemos algo que cambiar. En Prossem ofrecemos la posibilidad de aprender las  herramientas necesarias para su gestión personal. Merece la pena aprenderlas y practicarlas. Nuestro bienestar mental depende de ello.  

miércoles, 13 de junio de 2012

EJEMPLOS DE SUPERACIÓN


            Por segundo año consecutivo, Prossem Psicología y Finanzas promociona el torneo ADC Brunete y Asociación Dedines para la defensa de niños pluridiscapacitados. La vocación de Prossem es generar herramientas cognitivas y emocionales que mejoren la calidad de vida. Y las asociaciones que protegen a niños con necesidades especiales, requieren de nuestra ayuda, nuestra aportación, para que sus vidas sean espontáneas, llenas de cariño y seamos capaces de reducir sus dificultades diarias.  

          La implicación de Prossem en actividades de deporte base, responde a una creencia profundamente arraigada en nosotros: para que nuestra mente funcione, debe funcionar nuestro cuerpo. Y además, el deporte base es una herramienta fundamental para transmitir valores a nuestros hijos.

         Diversos experimentos muestran que el ejercicio físico es, en infinidad de ocasiones, la mejor terapia psicológica. Los ejercicios aeróbicos, basados en mejorar nuestra resistencia física, mejoran las capacidades ejecutivas del cerebro, como la toma de decisiones, la concentración y la memoria. Ni los videojuegos, ni los programas de desarrollo de habilidades para la tercera edad, ni la realidad virtual, ni escuchar música clásica, han logrado resultados significativos en la mejora  de dichas capacidades. El ejercicio físico sí. Mejora las capacidades de afrontamiento del estrés, la calidad del sueño y, por tanto, el rendimiento de nuestra mente a lo largo de cada día. Los ejercicios anaeróbicos mejoran, junto con nuestro cuerpo, la percepción de nosotros mismos y la autoestima. En su justa medida, el deporte es una terapia fuera de toda duda. No en vano, nuestra especie, evolucionó en un ambiente que le obligaba a desplazarse constantemente, a huir de los peligros corriendo y la supervivencia era una cuestión de estado físico óptimo. El nivel de actividad física también predice la calidad de nuestro envejecimiento.

           Es cierto que pueden aparecer patologías vinculadas con la práctica del deporte. La vigorexia, la obsesión por el propio cuerpo y la propia imagen o la realización de deporte de competición hasta el extremo. Sin embargo, el deporte, tanto individual como de equipo, nos vincula a valores que, en esta época, son más necesarios que nunca. Valores tales como el esfuerzo para lograr metas, la mejora constante, el trabajo en equipo, la búsqueda del bien común – del triunfo común – son, hoy en día, fundamentales. Y la práctica deportiva se encarga de enseñárnoslo cada día. Otros, como la constancia, la dedicación y la práctica deliberada, no sólo nos hacen ser mejores como personas, sino como sociedad.

        En estos días, con el torneo de ADC Brunete y la Asociación Dedines y con la Eurocopa de Fútbol, queremos hacer una invitación a la práctica deportiva. Cada uno según sus gustos y sus posibilidades. Rafael Nadal, es un ejemplo de superación. Cada uno de nosotros somos otro ejemplo de superación, si queremos.

miércoles, 6 de junio de 2012

LAS DOS VERTIENTES DEL LENGUAJE: PSICOLÓGICA Y ECONÓMICA


              Tras varias semanas “pendientes” de Bankia, hoy vamos a cambiar de tercio.

            El lenguaje es una herramienta fundamental para la comunicación. En los cursos para vendedores o sobre comunicación, en seminarios de PNL, citan un estudio que llegó a la conclusión que sólo el 7% de la comunicación es lingüística. El resto, es comunicación no verbal, como gestos, posturas, tono de voz… Nosotros creemos que ese 7% no es real y que el lenguaje representa una proporción mayor.

           El lenguaje determina e influye nuestra manera de pensar, a  través de nuestra lengua materna. Nos hablamos a nosotros mismos en esa lengua y racionalizamos nuestro comportamiento a través del lenguaje.

         Las palabras pueden actuar como estímulos ARD, es decir, afectivos – pueden generar emociones -, reforzadores – pueden aumentar o disminuir la frecuencia de un comportamiento – y directivas – pueden tomar control de un comportamiento-.

            El lenguaje también nos puede confundir. Sabemos que el número de palabras que se usa en una conversación correlaciona con mostrar inteligencia, y si tu compañero es del otro sexo, con estrategias de emparejamiento. Podemos poner tono de voz de enfado o de interesante, pero si no encuentras las palabras o no generas frases con sentido, difícilmente pareces inteligente. Por otro lado, la mayoría de los test de inteligencia son verbales, necesitas del lenguaje para realizarlos.

           Y para el procesamiento del lenguaje, el cerebro usa sus dos hemisferios. Hay pocos procesos que hagan trabajar al cerebro tanto.

           Queremos resaltar la importancia del lenguaje porque, a base de dejarlo de lado, estamos perdiendo la herramienta fundamental de la mente. El cerebro habla mediante conversión de señales eléctricas en nuevas señales eléctricas o químicas, Pero la mente se expresa mediante el lenguaje. Nuestra mente no está preparada para pensar en grades números. Pero sí para emitir frases a un interlocutor. La mente es irracional y las irracionalidades son predecibles, gracias al lenguaje.

           En los momentos de crisis, como el actual, ser capaces de  expresarnos claramente, evitar incoherencias y ambigüedades, es un activo fundamental. Podremos caer bien o mal  - el lenguaje también influye en nuestra autoimagen y cómo la manifestamos -. Pero nadie debería poder echarnos en cara que no somos transparentes.

          ¿Qué tiene que ver esto con la economía? Pues que la imagen que transmitimos depende de nuestra capacidad para el lenguaje. Lo que queda en la memoria no es el gesto del presidente del gobierno. Lo que queda es si dijo blanco y luego ha sido negro. Y en las finanzas personales actuamos igual que con el lenguaje. No nos paramos a pensar, a seleccionar las palabras, a buscar la estructura correcta de nuestro discurso, sino que nos sentamos en una oficina bancaria y que sea lo que dios quiera mientras nosotros no perdamos y ganemos el mayor tipo de interés posible. Luego nos encontramos que tenemos participaciones preferentes que no valen nada o que recuperaremos mediante bonos a 10 años o acciones que valen la mitad que hace un año.

          Para defenderse en la vida ante las palmaditas en la espalda, los abrazos, las expresiones de confianza – el director de toda la vida – los halagos o los estados emocionales de los demás, se necesita potenciar el lenguaje, aprender cómo se desarrolla, cómo funciona y aprender a expresarse de la manera correcta. Necesitamos volver a la racionalidad, porque las decisiones se toman emocionalmente, y ahí, los sesgos mentales de los que ya hemos hablado en otras entregas son los ganadores.

            La desafección social de España se ve en cómo maltratamos el lenguaje y nuestra lengua. Es penoso ver a figuras televisivas gritando pero incapaces de juntar tres palabras. Y es más penoso, comprobar que son los comportamientos que imitamos. Y es triste, muy triste, que el modelo de comunicación sea un conocido programa de sobremesa o un concurso donde encierran a gente en una casa.

          Así no. Así no se sale de la crisis. Se sale con voluntad, con determinación y con esfuerzo. Con un objetivo en mente. Y el lenguaje te delata si estás dispuesto o solo esperas a que las cosas cambien solas.