jueves, 27 de septiembre de 2012

COACHING Y OTRAS COSAS


            Como hemos dicho en posts anteriores, el Coaching es una profesión muy sonada en la actualidad. Tanto, que hasta en un programa de televisión en el que unos famosos escuchan a unos aspirantes a cantantes, hacer gorgoritos sin verlos, se autodenominan coaches. Los famosos, en teoría, luego aplican su experiencia en moldear a estos aspirantes y pupilos, para que ganen el concurso y, por supuesto, también sean famosos. Lo curioso es que el Coaching es otra cosa.

            Dependiendo desde qué especialidad se determine, se puede definir el Coaching de diferentes maneras. Para los profesionales del Coaching, es el arte de trabajar con los demás y lograr que éstos obtengan resultados fuera de lo común. Según el Problem Solving, es el trabajo de transformar las limitaciones en recursos. Y The British Psychological Society, tiene un grupo especial en Coaching psicológico y lo define como la capacidad de mejorar el bienestar y el rendimiento de las personas, utilizando herramientas propias de la psicología.

            El Coaching no es una profesión regulada. Y por lo tanto, no está reconocida como actividad económica. Esto puede llevar a que cualquier persona se denomine coach y ofrezca diferentes servicios que llevan a mezclar las “churras con las merinas”. Por ello, es importante distinguir un Coach profesional de un charlatán en base a las competencias profesionales del Coach: escuchar sin juzgar, capacidad para conocerse a uno mismo y hacer que esas personas que acuden a un Coach Profesional sean conscientes de la capacidad de respuesta que emerge del interior de cada uno… Si un profesional te da su opinión sobre una idea o comportamiento tuyo… mal empezamos.

            Hoy por hoy, para saber si estamos ante un profesional del Coaching, es importante analizar las certificaciones para ejercer. Se use el paradigma que se use: PNL, la psicología, o lo que sea. Todos tenemos el derecho de aprender de los mejores y con unos estándares de calidad. No porque alguien haya realizado un curso sobre cualquier tipo de Coaching, significa que por ello, sea ya un Coach Profesional, y pueda ir difamando el verdadero sentido del Coaching.

       Si hacemos una búsqueda en Internet sobre Coaching, los resultados que encontramos son escuelas que ofrecen cursos para formarse como coaches, y los menos, ofrecen sus servicios para particulares. El Coaching es una herramienta ya conocida en el mundo empresarial, ¿por qué no utilizarlo con personas fuera de las organizaciones? Porque no interesa. Porque el mercado está en dar clases para formar a futuros coaches o certificar programas. Y aquí es donde podemos decir, que es muy importante formarse con quien tiene práctica diaria, con quien entrena a personas y grupos en su despacho cada día.  Para nosotros lo importante es, no sólo la formación del Coach, sino también la práctica continuada, independientemente de las herramientas que éste utilice, y que están puestas al servicio de la persona. Cada uno creamos nuestro propio mundo y la mente humana, por suerte, no responde a la lógica ordinaria. Responde a emociones, a sueños, a anhelos y deseos, que poco tienen que ver con la lógica.

       No se nos tiene que pasar desapercibido que, si la formación es un grado, la experiencia del Coach, no es menos. Pero no para moldear a imagen y semejanza al coachee (los coaches televisivos caen en un error cognitivo que es sobrevalorar su experiencia), sino que tenemos que dejar que sea el coachee el que decida qué es lo que quiere, y cómo y cuándo lo quiere. La meta de todo proyecto es el éxito del coachee. Si éste no logra sus objetivos, se habrá fracasado. De hecho, lo que estos coaches televisivos intentan es modelar a la persona, y eso, está muy lejos de lo que es el Coaching.

            Seguramente ninguna de las grandes asociaciones de Coaches se fije en un mero programa de televisión. Pero nosotros amamos nuestra profesión y no estamos dispuestos a aceptar que se use para dar "glamour". Si quieren éxito profesional - aunque sea cantando - busquen un Coach, pídanle sus certificaciones, comprueben su experiencia y sobre todo, su dedicación y su compromiso con la meta que quiera lograr.

jueves, 20 de septiembre de 2012

COACHING PARA CRECER


            En este blog ya hemos escrito sobre la importancia de las decisiones que tomamos y cómo una decisión que tomamos hoy, influye en los problemas a los que nos enfrentaremos mañana. Es lo que el psicólogo Dan Ariely ha llamado autorréplica. Nuestro comportamiento pasado nos sirve de guía para el comportamiento futuro, o el recuerdo de anteriores comportamientos nos hace ser coherentes con éstos. Aunque sean irracionales.

            La autorréplica es un fenómeno observable en la adquisición de habilidades. Leemos aquello que cae en nuestras manos, nos matriculamos en cursos – si es posible on line –, buscamos información en Internet y hablamos de las cuestiones que nos interesan con las personas cercanas. Con la Inteligencia Emocional sucede lo mismo. Leemos, nos apuntamos a cursos, hablamos de ella. Y como ya hemos comentado, luego no nos queda nada, porque aprender habilidades es hacer cosas, manipular cosas. Aprender Inteligencia Emocional es observar nuestras emociones, ponerles nombre, saber comunicarlas, comprender las emociones de los demás y, en base a ese conocimiento, actuar obteniendo resultados favorables para nosotros.

            Para desarrollar estas habilidades podemos acudir a un programa de formación o podemos seguir un proceso de Coaching. Pero, ¿qué es Coaching? ¿Una moda nueva? ¿Qué tiene el Coaching para que se ofrezca en todos los sectores: directivos, trabajadores de oficinas, deportistas, parados, amas de casa…?

            Si seguimos la definición que da el U.S Departamento of Labor de Coach, éste es aquel que dirige o instruye equipos o individuos, evalúa sus fortalezas y debilidades, utiliza técnicas y métodos demostrativos para mejorar el rendimiento o preparar la competición. El punto importante en esta definición, obviamente enfocada al deporte, es mejorar la técnica. Todo proceso de Coaching está enfocado a lograr unos objetivos de forma más rápida y eficaz que si no lo hiciésemos con dicho proceso. Un Coach es un entrenador mental, nos demuestra cómo usar nuestra mente para mejorar nuestras vidas.

            Un Coach puede ayudarnos a desarrollar habilidades de Inteligencia Emocional. Centrando la atención en nuestros procesos emocionales. Las emociones son mensajes que el cuerpo nos manda. Debemos conocer esos mensajes para evitar enfermedades o problemas. La mera atención sobre nuestras emociones no es suficiente. De hecho, en algunas ocasiones, centrar la atención sobre las emociones puede ser incluso perjudicial. Imagínense una persona con un ataque de pánico, que cree que le va a dar un infarto, si se centra en los síntomas que se presentan: se acelera el pulso, el pecho le duele, la sudoración es mayor de lo normal… o personas con tendencia a pensar de forma rumiante, dándole veinticinco vueltas a todo… No. El Coach te muestra cómo centrarte en tus emociones, qué información sacar de ellas y ya está. Una vez que sabemos qué nos dice una emoción, ésta ha cumplido su cometido. Ya no vale para nada y nosotros a otra cosa.

            Un Coach también te guía en la expresión de tus emociones. ¿Han estado alguna vez con una persona colérica? Se enfadan y no tienen límite en su conducta. Gritan, tienen un tono de voz desagradable, sus frases son cortantes y directas. A veces logran lo que quieren pero a un precio muy alto. Las personas se cansan de ellos. El Coach pone a su disposición herramientas para decir lo que pensamos, aunque estemos enfadados, sin necesidad de parecer unos energúmenos. También nos capacita para tratar con estas personas coléricas. O con personas calmadas, con negociadores duros…

            Pero sobre todo, nos aporta técnicas, formas de manejar las emociones a nuestro favor. Que no nos gane una tristeza, o un enfado. Nos guía para ser capaces de tener la mente clara, fija en una meta que sabemos nos generará la mayor de las emociones: la de las cosas bien hechas, la satisfacción por el logro y por la mejora continua.

            El Coaching no es una moda más. Es una herramienta útil que nos facilita la vida, que nos aporta calidad. Es la diferencia que crea la diferencia. Incluso el propio Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid ha creado la certificación de “Psicólogo experto en Coaching”.

            En el mundo del deporte, el Coaching ya ha demostrado su eficacia. En el de la empresa, sus índices de rentabilidad son superiores a los de cualquier programa de cambio o de formación. No nos cabe ninguna duda que en el mundo de las personas de a pie, como nosotros, también será un éxito.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿QUÉ ES INTELIGENCIA EMOCIONAL?


El psicólogo Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman piensa que es necesario dotarnos de un lenguaje que describa de manera sencilla pero específica nuestros procesos mentales. Es por ello que hoy, vamos a delimitar algo más el concepto de Inteligencia Emocional.

La inteligencia es uno de los conceptos de la psicología que más se ha generalizado fuera de su campo. El lenguaje popular está lleno de acepciones que hacen referencia a la presencia de dicha capacidad o a la ausencia de ésta. También, es uno de los términos más complicados de definir y que más adjetivos se le añaden. La inteligencia puede ser emocional, social, general, específica, musical, matemática… Algunos psicólogos consideran que sólo existe un tipo de inteligencia y otros, como el Premio Príncipe de Asturias Howard Gardner, que es múltiple. La teoría evolucionista de módulos mentales avalaría esta concepción, ya que defiende que cada módulo mental es un producto de la evolución desarrollado para solucionar un problema específico. Y esta es la idea principal de inteligencia: es la habilidad para solucionar problemas en contextos específicos.

Ahora hablemos de las emociones. Durante años, en la psicología no fueron importantes. De hecho, al no ser directamente observables, no se les daba valor. Pero en la actualidad parece que sólo existen las emociones. Hemos pasado de un extremo a otro. Una emoción, es una respuesta de nuestro cuerpo a un evento, externo o interno, que además,  necesita de un “darse cuenta” (consciente o no) por parte de nuestra mente. Es decir, una emoción tiene un componente fisiológico y otro cognitivo. La experiencia subjetiva es lo que llamamos “sentimiento”. Y un estado emocional es una emoción mantenida en el tiempo. Sentimientos, emociones y estados emocionales predisponen para actuar de una manera concreta. Ante las emociones podemos reaccionar – ante una situación de rabia, gritar a una persona – o gestionar esa situación – como el famoso contar hasta diez antes de soltar por la boca todo lo que se nos pasa por la cabeza -.

   Si juntamos la inteligencia y las emociones, podemos decir que la Inteligencia Emocional se compone de las siguientes habilidades:
-       La habilidad de percibir con exactitud,  valorar y expresar las emociones.
-       La habilidad de acceder o generar sentimientos que faciliten el pensamiento.
-       La habilidad de comprensión y conocimiento emocional.
-       La habilidad de regular emociones para promover el crecimiento intelectual y emocional.

    Tomemos, por ejemplo, la habilidad para expresar las emociones. Una persona que no domina, por falta de educación emocional, el lenguaje para expresar correctamente las emociones, tendrá problemas en sus relaciones, ya que aparecerá como frío o distante, o no comunicará sus sentimientos de manera adecuada.

     La utilidad de la habilidad para regular las emociones es posiblemente la más fácil de ver. Si nos desmoralizamos con la primera dificultad en un proyecto, nunca seremos capaces de sacarlo adelante. O si utilizamos el enfado para lograr lo que queremos, apareceremos como personas gruñonas y afectará a nuestras relaciones sociales.

         Acceder o generar sentimientos que faciliten el pensamiento, permite ser más eficaces. Todos tenemos la experiencia de quedarnos bloqueados en un bucle de pensamiento y emoción. Por ejemplo, discutimos con nuestra pareja. Él o ella te comenta una serie de cosas sobre tu comportamiento y después estas dos horas dándole vueltas o “sacándole punta”. Y lo peor, es que no somos conscientes que ese comportamiento no soluciona el problema que generó la discusión sino que, probablemente, provoque nuevos enfrentamientos. Sin embargo, los seres humanos somos capaces de mantener o crear emociones positivas, que  nos ayuden a poner las bases de la perseverancia, el esfuerzo, el logro de objetivos e incluso una excelente relación de pareja.

            Comprender y conocer las emociones nos ha mantenido vivos a lo largo de nuestra historia evolutiva. Sentir miedo ante los depredadores, nos permite salir corriendo. Nos permite buscar comida si tenemos hambre, hacer favores a parientes o miembros del grupo, emparejarnos cuando nos enamoramos y tener hijos. A veces, puede aparecer algún problema, como por ejemplo, las fobias patológicas o los trastornos de pánico. Conocer y comprender el mensaje de las emociones es la sal de la vida y nos ha llevado a cotas tan altas como el Quijote o Hamlet, las obras de Bach  o los dibujos de Rembrandt.

            Una educación emocional completa añade calidad a nuestras vidas. Ya sabemos qué es Inteligencia Emocional. Trabajarla, desarrollarla, depende de cada uno. 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

INTELIGENCIA EMOCIONAL


            Algunos términos sobrepasan a sus autores o a quienes los hacen famosos. Eso sucedió con el concepto de Inteligencia Emocional. El trabajo de Daniel Goleman, que apareció en 1996 en castellano, se convirtió en un best seller y nos convirtió a todos en expertos emocionales. Sin embargo, si preguntamos a las personas de nuestro alrededor que qué es inteligencia emocional, darán definiciones vagas e imprecisas. Y es un concepto importante, dado que la Inteligencia Emocional como capacidad de procesamiento de la información emocional siendo tan importante como las capacidades cognitivas es la teoría que más investigación ha generado en los últimos años.

         Nosotros trabajamos la inteligencia emocional desde un marco de referencia de habilidades. Es decir, la entendemos como un conjunto integrado de habilidades – capacidades para solucionar problemas específicos – que se compone de:
-        Percepción y expresión emocional.
-        Comprensión emocional.
-        Regulación.
-        Facilitación.

            Para poder incrementar nuestra habilidad para gestionar nuestras emociones, saber qué nos quieren decir, o expresar un enfado en su justa medida, necesitamos vías alternativas. No hay una carretera directa. Es imprescindible aumentar nuestra autoconciencia. Uno no se enfada y dice “Estoy enfadado, pero voy a fruncir el ceño un poco menos y elegiré el tono de voz en fa sostenido mayor”. No. No somos capaces de pensar así. De hecho, la mayoría de nosotros se da cuenta de su enfado cuando ya ha soltado  los improperios necesarios con o sin tono musical. Por tanto, ser conscientes de lo que sucede, nos sucede, aquí y ahora, es fundamental para crecer en habilidades emocionales.

           La psicología ha estudiado los efectos que en la mente produce la práctica de la Atención Plena. Y sabemos que, al centrar la atención sobre las emociones, facilitamos su gestión, es decir, la capacidad de aceptarlas como se presentan, reconocerlas, dejarlas fluir, entender qué nos quieren decir y elegir de qué manera responder.

           La práctica de la Atención Plena no es algo nuevo. Los budistas realizan prácticas de meditación desde antes de Siddharta. En la tradición Cristiana Ortodoxa existe la “Oración de Jesús”, consistente en centrar la atención en la respiración y repetir una jaculatoria en el intervalo entre la inspiración y la espiración. En la Psicología, Erich Fromm en los años 60, buscaba vías de acercamiento entre el Zen y el Psicoanálisis. La práctica de la meditación influye en la actividad mental, dado que mejora el consumo de recursos cognitivos, aumenta la densidad de neuronas en el hipocampo así como en la zona insular – que son dos zonas importantísimas para la memoria y las emociones – y fortalece las áreas del cerebro que facilitan la empatía y la compasión. Así mismo, la revista Journal of Neuroscience en Abril de 2011 publicó un experimento de Fadel Zedian en el que demuestra que la meditación es un calmante natural ya que alivia la experiencia subjetiva del dolor.

            Y, ¿en qué consiste? Sencillamente en utilizar el entrenamiento en Atención Plena para desarrollar habilidades de Inteligencia Emocional. Ya se aplica la meditación al control del estrés e incluso a casos de depresión. Sin embargo, los tratamientos basados en ésta, tiene una dificultad: se debe ser muy persistente para que produzcan los efectos deseados. Para evitar esta dificultad, nuestro programa se basa en el concepto de “experiencia emocional correctiva” que hemos tomado del la terapia estratégica. Es decir, aprendemos a meditar, observamos – con Atención Plena - una habilidad, por ejemplo, percibir emociones en los demás y por último, lo aplicamos a una experiencia de nuestra vida. Así logramos darle un nuevo significado, un nuevo valor y nos garantizamos el aprendizaje.

           Las personas a las que nos queremos dirigir con este taller es a aquellas que sientan que cuando se enfadan pierden el control, a quienes les es difícil comunicar sus sentimientos o les parece imposible defender sus derechos ante otras personas, o si sufren porque tu cabeza no para de pensar y pensar. También va dirigido a aquellas personas para las que la ansiedad es una constante en su vida. Prossem publicará próximamente toda la información en su web.

          Hemos puesto lo mejor de nosotros mismos para ofrecerles este trabajo. Muchas horas de estudio de trabajos experimentales, muchas horas de práctica y medición constante de resultados para saber que ofrecemos calidad, que ponemos en sus manos unas herramientas que mejoran su vida, y por tanto, nuestro mundo. Porque no nos olvidamos que lo importante, es crear un mundo en el que todos queramos estar.