miércoles, 30 de mayo de 2012

Y, ¿QUÉ HACEMOS?


            Llevamos tres semanas con Bankia para un lado y para el otro. Que si pierde dinero cuando declaró beneficios. Que si necesita o no muchos miles de millones de euros. Que si se van a pedir responsabilidades o no. Existen dos tipos de consecuencias. Las macro, que son todas las que aparecen en las noticias, los muchos millones y lo que deciden los políticos. Y las micro. ¿Qué va a pasar con nuestro dinero, con nuestras hipotecas o con los ahorros de toda la vida? Las primeras nosotros no podemos controlarlas. No tenemos influencia sobre ellas. Las consecuencias micro son las que nos importan. ¿Qué hacemos? ¿Dónde guardamos el dinero? ¿Dónde invertimos?

         Tres son las soluciones: planificación financiera personal, formación financiera y planificar nuestro desarrollo personal y profesional. Vamos con ellos:

            La planificación financiera consiste en clarificar qué patrimonio queremos conseguir y cómo vamos a mantenerlo. También se trata de gestionar nuestros recursos ahora para que, cuando seamos mayores y jubilados, no perdamos capacidad adquisitiva, y no dependamos sólo de una pensión del Estado. Se asienta en defender nuestra salud, nuestra vida y la de los nuestros. Y en trasmitir ordenadamente y de la forma menos cara a nuestros herederos, lo que queramos dejarles. Y ser capaces de pagar por el consejo recibido y buscar un planificador profesional. Después de más de mil horas de formación financiera y diez años de experiencia en el mundo financiero, hemos encontrado a menos de un cinco por ciento de personas con una planificación escrita y revisada cada seis meses. Así nos va.

            La formación financiera es imprescindible. No nos referimos a gastarse el dinero en un seminario del tipo “sepa cómo piensan los ricos y hágase rico”. Ahí, el único rico es el organizador del seminario. No. Tampoco nos referimos a realizar un complicado curso de matemáticas financieras, con sus intereses compuestos y simples, sus descuentos, cálculos de rentas… no hace falta, porque existen calculadoras y programas que ya lo hacen, aunque no estaría mal. Nos referimos a aprender cómo funcionan las cosas. Y a ser capaces de superar un sesgo mental que es el de creernos que sabemos más de lo que realmente sabemos. La distancia entre lo que pensamos que sabemos de una cosa y lo que realmente sabemos de ella suele ser inmensamente grande. Hagan la prueba. ¿Qué saben del funcionamiento de un ordenador? ¿Cómo funciona específicamente un ordenador? Con el dinero nos pasa lo mismo. ¿Saben cómo funciona un plazo fijo, un depósito garantizado, un fondo de pensiones o un fondo de inversión? ¿Saben qué significa ser accionista o qué son bonos? ¿Qué conocen de la deuda pública? ¿Qué herramientas existen para poder evaluar si un producto financiero es adecuado o no para nosotros o cómo nos influye científicamente? Lo hemos dicho con anterioridad: el cerebro, cuando piensa en el dinero, usa los mismos mecanismos que cuando piensa en la comida. Será por algo. La evolución siempre, siempre, elije el camino más fácil y eficaz para la supervivencia y la reproducción, no el mejor o más eficaz para ser felices.

           Planificar nuestro desarrollo personal y profesional tiene el sentido último de no dejar que las circunstancias sean las que controlen nuestras vidas. Por ello, es necesario realizar un esfuerzo para conocer nuestras debilidades y fortalezas, para analizar las amenazas del entorno y las oportunidades. Muchas personas, en la bonanza, se dedicaron a la construcción y no se dieron cuenta de la necesidad de poder sustituir a los proveedores de trabajo. Ganaban mucho dinero, y por eso, no ocuparon su tiempo en formarse para otras áreas laborales. Y este es uno de los principales problemas del paro en España. No estamos preparados para cambiar de trabajo. Además, no sabemos dónde buscar cuando nos quedamos en el paro.

          La planificación profesional empieza en una planificación personal. Uno debe tomarse su tiempo y reflexionar acerca de a dónde quiere llegar, a dónde quiere ir, en qué quiere gastar su vida. Marcarse metas y objetivos. Sin ellos, vamos dando tumbos. Y marcarse objetivos no es decir voy a dejar de fumar, o quiero ser rico. Hay que aprender a hacerlo para que sean realmente eficaces, y hay que hacerlo en cada una de las áreas de la vida: la familia, el trabajo, uno mismo, el dinero…

          Prossem nació para ayudar a las personas a salir de la crisis, mental y económica. En estas semanas, nos reafirmamos en lo que ofrecemos: recursos para la gestión personal y financiera. Es el único camino. Es el camino. Lo demás, es ruido y atrasar la salida de la crisis. Primero la nuestra y después la de este bendito país.

miércoles, 23 de mayo de 2012

TRES PROBLEMAS


            Ésta es la tercera semana que dedicamos estas líneas a finanzas. Creemos que la situación  lo merece. Pero hoy vamos a ser alarmantes. Hoy, vamos a proponer problemas. Hoy vamos con un post inusual, un tanto crítico que quiere provocar la reflexión. Esperamos que la compartan a través de las redes sociales.

            Son tres los problemas que nos acucian: la deuda privada de empresas y familias, la deuda pública y la poca o nula formación financiera.

         La deuda privada de la familia y de las empresas, según los datos de Banco de España, va reduciéndose poco a poco. Demasiado poco a poco. El problema aquí es que se necesita mucho tiempo para cancelar la deuda y, en ese tiempo, la variación de recursos disponibles para una persona es casi nula. A no ser que se de la peor de las circunstancias, que es quedarse sin empleo, la capacidad de generación de dinero nuevo de una persona en edad laboral no es muy grande. Puede incrementar su salario lo que crece el IPC, pero poco más. Para desgracia del trabajador, si el IPC sube demasiado, también lo harán los tipos de interés. Estamos seguros que a alguien le dieron un premio Nobel por pensar que la mejor manera de controlar los precios era subir los tipos de interés, pero no se dio ni cuenta que subir los tipos es una manera de incrementar los precios. En este caso, el precio del dinero, que sirve para pagar el resto de cosas, al subir,  reduce de forma notable la renta disponible del trabajador. Por ejemplo, si un trabajador gana mil euros y paga cuatrocientos cada mes por su hipoteca, al elevar los tipos pasaría a pagar, pongamos, 600. Son doscientos euros menos de renta. Reduce la demanda real. Y no conocemos ningún estudio empírico que demuestre que subir tipos reduzca la inflación. Y sí, estudios que afirman que el ser humano, incluso el que tiene formación financiera, no comprende el proceso inflacionario. 

         Las empresas, además de dedicar recursos a producir, tienen que cobrar sus deudas. En España, el nivel de morosidad es demasiado elevado. No nos referimos a la morosidad con las entidades financieras, sino de los diferentes negocios entre sí. Estamos en un país en el que entregar un pagaré o un cheque sin fondos no supone ningún delito. Y estamos en un país en el que las empresas hacen lo que les da la gana. Nos hace gracia que se piense que facilitando el despido se logrará crear más empleo. Seamos claros. Eso le beneficia a las grandes empresas. Las que consiguen tener cien años de vida. Pero si tenemos en cuenta que el 60 % de las Sociedades de Responsabilidad Limitada desparecen en los cinco primeros años de su vida, dudamos que haya personas con vidas laborales de una sola línea. Eso pasaba en décadas anteriores. Si una empresa tiene que despedir a alguien es porque se ha equivocado en los procesos de selección y formación del personal, y por tanto, es su responsabilidad y la tiene que pagar. Y si a la empresa no le paga la administración es responsabilidad de ella no haber estudiado los riesgos que tomaba al iniciar una relación comercial con el alcalde o ministro de turno. Lo que no puede ser es que se recorten garantías constitucionales básicas, como la educación o la sanidad, y que se salven empresas con dinero público. Y sí, hablamos de Bankia.

           De la deuda pública en España ya hemos hablado en otros post. Pero resulta que la sanidad en España se paga mediante aportaciones a la Seguridad Social y Deuda pública, porque los gastos superan a los ingresos. Todavía escuchamos a muchas personas mayores decir que ellos ya pagaron su pensión que ahora cobran. Y no. El sistema sanitario español es inviable y la Seguridad Social también. Se basan  en sistemas de reparto (las cuotas de los que hoy trabajan pagan los gastos de los que trabajaron ayer) y si no hay trabajadores en activo hoy, no se pagan las pensiones. Lo mismo ocurre con la universidad. El problema no está en que existan cincuenta universidades públicas. El problema es que en cada una de ellas pululan estudiantes, que necesitan dos o tres años más para acabar un programa de estudios estandarizado. Que hay doscientos mil catedráticos que su única aportación a la ciencia es el efecto del color de la pintura de la pared en el comportamiento de la garrapata del perro común. Hala. Y se quedan tan satisfechos y tan becados. Y ¿Cómo se paga? Con deuda pública. Y ni comentar el número de políticos, sus sobresueldos, sus pluriempleos (¿Cómo no va haber paro?), los asesores y los funcionarios que se van a desayunar con una cola impresionante porque su derecho al desayuno prima sobre la eficiencia de la administración.

          Y el tercer asunto es la cultura financiera. Una pregunta. Si me compro una casa por 240.000 euros. Y lo hipoteco al 100 % (los gastos de notario, registro, gestoría, Trasmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados los he puesto de mi bolsillo), que amortizo a vencimiento en treinta años, ¿Cuánto me cuesta realmente?, es decir, ¿Cuánto le devuelvo al banco? Bueno, pues la solución es que puedes vivir 57 años y 7 meses de alquiler. ¿Qué es tirar el dinero?

      Y sobre los productos de ahorro… para echarse a llorar. ¿Cuánta gente se ha entrampado con las participaciones preferentes? ¿Y cuánta gente sabe lo que significa ser accionista? ¿Cuánta gente está dispuesta a pagar a otra persona porque le asesora en asuntos financieros? Consejos vendo que para mí no tengo, que dice el refrán. Pero, ¿por qué tenemos que pagar los demás si una persona ha depositado su dinero en una entidad quebrada? ¿Nunca oyó hablar de los ratings? No. Nunca. Así nos va.

        Nos encantaría poder ofrecer tres soluciones a estos problemas. Pero en ciencia se diferencia entre problemas resolubles (¿es eficaz la betametasona en la psoriasis?) y problemas no resolubles (¿Es mejor educar con dureza o dejando hacer?).

        El problema real es que son los no resolubles los que importan al corazón humano. En boca de D. Antonio Machado, “Todo pasa y todo queda”.

        Feliz semana.

miércoles, 9 de mayo de 2012

DE NUEVO, LA ECONOMÍA


           Desde el inicio de nuestras publicaciones, cada semana que las noticias económicas  se han  conjurado para amargarnos la vida, hemos dicho que la situación es un problema de todos, y que entre todos debemos solucionarlo.

             Bankia es el claro ejemplo de las hipótesis que hemos defendido. De arriba a abajo, es una entidad dañada.

            El Consejo de Administración, formado por políticos y no por profesionales, con remuneraciones escandalosas. Con una crisis abierta por los políticos para mantener sus cuotas de poder en Caja Madrid antes de la fusión con el resto de cajas. De los tres primeros ejecutivos, sólo Francisco Verdú (otro MBA) tenía experiencia en banca. Miras las breves reseñas profesionales de los consejeros y son todos graduados en Harvard o Chicago. Debe ser que no les enseñaban que los préstamos se dan para recuperarlos ganando dinero. La Dirección de Riesgos que autorizó financiaciones al 100% con avalistas (algunos de ellos ya titulares de préstamos o avalistas de otras operaciones). La Red Comercial, que colocó miles de acciones sin hacer caso a la normativa Mifid. A los accionistas que lo son por obtener algunas décimas más de remuneración por sus plazos fijos. Al gobierno anterior, por aceptar su fusión con entidades tan dañadas como ella. Al gobierno actual, por actuar tarde y mal. Los intermediarios financieros, que buscaron sólo su comisión encareciendo los préstamos y engrandando el nominal de éstos. Los 10 millones de clientes de Bankia, que no se han preocupado de su dinero, solo de migajas como evitar comisiones de mantenimiento y administración, la cercanía de la sucursal o es que es el banco (o la caja) de toda la vida. A los periodistas que hace un año, vendían que las acciones de Bankia eran una gran inversión.

           No se trata de repartir responsabilidades. Se trata de cambiar. De aprender. El problema de las Sociedades Anónimas es ese, Que son anónimas. Unos pocos gestionan el dinero de unos muchos que, además, no pueden influ8ir en sus decisiones ni en el mantenimiento de sus cargos. Y si el dinero es público, peor. ¿Se han dado cuenta que, hasta ahora, sólo han caído cajas? Bueno, también Banco Valencia, propiedad de Bancaja. ¿Es usted cliente de alguna de ellas? ¿Qué le mantiene allí?

            Siempre nos han extrañado ciertas conductas. Que un banco te regale una tele o un ordenador, debería mosquearnos. Tendríamos que sacar nuestro dinero e irnos a otro lado. Su negocio no son los regalos. Pero caemos en el sesgo mental de “lo gratis”.  Cuando ustedes han ido al supermercado a por un objeto en concreto, ¿Se han marchado sólo con ese objeto? ¿No? Con los bancos, lo mismo.

            Esta crisis está siguiendo el camino que el estrés, como fenómeno biológico, sigue. Empezamos con el miedo, con la incertidumbre por nuestros puestos de trabajo, por nuestros ahorros. Después viene la rabia, el sentimiento de incapacidad para cambiar las cosas. Y por último, el desgaste (es la mejor traducción de “stress” al castellano), el cansancio. Lo malo, es que el cuerpo humano, cuando llega a la fase de desgaste, produce errores: enfermedades de la piel, del aparato digestivo, del sistema cardiovascular. ¿Pasará lo mismo en la sociedad? ¿Cómo se expresará ese desgaste en grupos y no en individuos?

           La solución pasa por todos. Por aprender. Por modificar nuestro comportamiento. Por ser capaces de superar nuestras creencias y darnos cuenta que las soluciones del pasado no valen para nada. Nosotros ofrecemos formación en gestión financiera individual. Para todo el mundo, sin complicaciones, porque queremos que las personas tomen el control sobre sus finanzas y no que estas les controlen a ellos. Y nos gustaría realizar dos o tres ediciones al año. Pero aún cuestionan nuestro trabajo “porque el director de toda la vida dice que…”

           Sólo deseamos que Bankia sea un susto más... Mientras tanto, Prossem seguirá a su lado.

martes, 1 de mayo de 2012

PENSAR...


“Cultivamos el refinamiento sin extravagancia; la comodidad la apreciamos sin afeminamiento; la riqueza la aplicamos en cosas útiles más que en fastuosidades y a la pobreza la atribuimos una única desgracia real: la pobreza es desgraciada no por la ausencia de posesiones, sino porque invita al desánimo en la lucha por salir de ella”.
Discurso Fúnebre de Pericles.

Es curioso. Resulta que estamos ante un aluvión de libros de filosofía, grandes autores tanto de España como de fuera de nuestro país. José Antonio Marina, Fernando Savater o Jesús Mosterín. También tenemos programas de televisión, revistas y coleccionables. Nunca en la historia de la cultura ha habido tanta facilidad de acceso a la información científica y nunca, nunca, hemos tenido tantas posibilidades de usar el conocimiento para resolver problemas como en la actualidad.

Sin embargo, desde la fecha oficial de inicio de la crisis económica – 15 de septiembre de 2008, presentación de quiebra de Lehman Brothers – estamos igual o peor. No hemos sido capaces de superar la crisis. Es curioso, pero ningún político, ni en España, ni en la Comunidad Europea, ni en Estados Unidos, ha aprovechado la oportunidad de medir, evaluar y modificar sus recetas para salir de la crisis. En Europa, vivimos las consecuencias de la rigidez fiscal en nuestras carnes: recortes en los servicios básicos, como sanidad y educación, transporte, subida de impuestos directos como el IRPF o indirectos como el precio del alcohol, el tabaco o los carburantes.

Y nos preocupan los recortes en educación. El problema de la educación no está en si hay diez o quince alumnos más por clase. En si un profesor debe cubrir tres horas lectivas o cinco horas lectivas más. No. Podríamos pensar que un profesor de matemáticas no puede enseñar latín. O que un profesor de lengua no puede transmitir conocimientos en física. Vale. Aún así, ese no es el problema. El diagnóstico es el siguiente: se ha sacado de los planes de estudio asignaturas que obligan  a pensar, como el Latín y la Filosofía. Las humanidades han pasado a la historia, lo que prima son las carreras tecnológicas. Se han realizado los itinerarios pensando en subir posiciones en las clasificaciones de PISA  o de la OCDE. Y se ha eliminado toda cultura del esfuerzo de los centros educativos. Y el esfuerzo no sólo de los alumnos, también de las personas implicadas en el proceso de educación: padres, profesores, tutores… nos va eso de llegar a casa y que el niño no nos canse con deberes. Eso sí, el niño y el adolescente tienen doscientas tareas que realizar de un día para otro. Como si actuar por actuar,  o hacer cosas sin sentido tuviese algún resultado. En Prossem ya lo hemos dicho: salir de la crisis es responsabilidad de todos, de cada uno, desde los que mandan hasta los que votamos.

La eliminación de la Filosofía de los planes de estudio, así como relegar la Historia a un segundo plano, solo permite que algunos manipulen la historia a su favor. La no existencia de estándares objetivos, permite que se sigan transmitiendo las desigualdades y la falta de esfuerzo genera una cultura vacía, una sociedad poco confiable y generadora de nuevos problemas. Lo que no es admisible, de verdad, es que uno de los libros más vendidos sea “Como parecer cultos”, un libro que hace resúmenes de libros de literatura universal, y creer después de leerlo que uno sabe quien es Thomas Mann o mantener una conversación sobre el Ulises de Joyce, pero no haber oído hablar en la vida de José de Cadalso, Blas de Otero o del Arcipreste de Hita.

Salir de la crisis depende de cada uno de nosotros. Las teorías de la rigidez fiscal se basan en la creencia que los países del sur hemos sido derrochadores. Que en España hemos gastado lo que no hemos tenido. Y eso es una falacia. Es cierto que en España estamos endeudados, que debemos pagar nuestras deudas. Es fundamental para dedicar recursos al consumo reducir las deudas para liberar renta disponible. Pero España, antes de la crisis y durante buena parte de ella, tuvo superávit fiscal. Se puede decir que los países católicos son los que peor han gestionado, pero Grecia es Ortodoxo, y Baviera, el estado más rico de Alemania, es de mayoría católica. La diferencia tampoco es de norte a sur. Irlanda está en el Norte y Portugal en el Sur.

Las verdaderas diferencias están en los ideales y valores de la educación. Mientras en algunos países se entrenan la asertividad, la gestión de las propias emociones y un conjunto de asignaturas bajo unos estándares para aprobar, en otros hemos preferido dedicarnos a pintar, poner ladrillos o ser fontaneros porque se cobraban tres mil euros al mes y un pobre licenciado cobraba 1200 euros. No había color. Sin embargo, la crisis se ha cebado con las personas que no tienen estudios, con las profesiones, porque se ha llegado a un punto en el que la oferta de profesionales superaba a la demanda. No es problema de las profesiones, sino de las elecciones personales de cada uno.

Volver a los valores clásicos de enfocar la educación como el esfuerzo consciente de la voluntad y el conocimiento para el logro de fines, es el comienzo de la solución. Lo demás, es perder el tiempo y el poco dinero que nos queda, porque controlarán nuestras opiniones desde los medios escritos, Internet, radio y sobre todo, televisión.

           Así superaremos la pobreza, mental y material. En honor a Pericles.