El
Coaching es una herramienta de cambio, y por tanto, de aprendizaje. Históricamente,
se ha venido centrando en la mejora de actuaciones concretas, y se ha focalizado,
sobre todo, en la obtención de objetivos
y no en los problemas.
En
el área de empresas, el ámbito en que ha nacido y se ha desarrollado el
Coaching, los objetivos tradicionales han sido generar opciones, comunicar
mejor, gestionar el tiempo, aumentar las ventas, cohesionar grupos de trabajo,
resolución de problemas o equilibrar la vida profesional y personal.
Sin
embargo, el Coaching también se puede aplicar en el ámbito personal. En el día
a día de cada uno de nosotros. La pregunta que todo el mundo se hace es la
siguiente: ¿en qué me puede ayudar a mí el Coaching? ¿Para qué vale? ¿Qué me va
a solucionar? De lo que no nos damos cuenta, es que, para cada una de las
dificultades que se nos plantean en la vida, somos nosotros los que tenemos los
recursos para salir adelante. El problema: que no sabemos, primero, que somos
capaces de solucionarlo y, segundo, cómo hacer que esas herramientas emerjan de
nosotros mismos.
Teniendo
en cuenta todo lo anterior, y sabiendo que siempre que trabajamos en un proceso
de Coaching trataremos desde aquello en lo que tú tienes el control y no
dependa de los demás, es importante saber ¿qué elementos de nuestra vida
podemos cambiar a través del Coaching?
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El entorno “dónde y cuándo actuamos”. Si fumas y sales
a la puerta de un bar… lo más probable es que fumes otro cigarro. A veces, el
cambio empieza por no salir a la puerta del local… Si quieres una noche
romántica, llevas a tu esposa a cenar, no a un concierto de Heavy Rock.
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Los comportamientos: cuando, por ejemplo, no estamos
contentos con algún comportamiento o alguna actitud que tenemos en determinados
momentos.
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Las capacidades: “estrategias y habilidades, cómo
hacemos las cosas”. En lo referente a la manera de “plantarle cara” a esas
circunstancias que se nos presentan en ocasiones, así como la habilidad para
salir de ellas.
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Valores y creencias: “por qué hace la gente lo que
hace”. Muchas personas piensan que no son capaces de hacer “X” cosas porque se
sienten inferiores, porque piensan que no valen… Para superar estas
circunstancias, el Coaching también te ayuda.
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La identidad: “función y misión de cada personas”. Para
encontrar el objetivo de uno mismo. Hay mucha gente que cuando le preguntas qué
es lo que “quiere ser de mayor” a qué le gustaría dedicar su vida, no saben qué
contestar, están muy dispersos y empiezan intentando darte una respuesta pero a
medida que siguen hablando, cambian porque, claro, no se ven allí TODA LA VIDA. Para encontrarte
también tienes el Coaching.
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La espiritualidad. “Qué hay más allá de uno mismo, cuál es el propósito
que da sentido a la vida. Parafraseando a Nietzsche, cuando una persona tiene
un propósito, encuentra la manera de satisfacerlo.
Al
actuar sobre cada uno de éstos niveles, Robert Dilts lo ha llamado Coaching con
“C” mayúscula. Y la PNL
nos da herramientas para trabajar en cada uno de los elementos.
Solo si nos damos cuenta que nuestra realidad, la de cada uno, es un producto de nuestra imaginación, seremos capaces de modificarla. Lo que la mayoría de las personas no saben es que podemos hacerlo a nuestra voluntad, y que a través del Coaching te estás dando a ti mismo la capacidad de diseñarla y construirla. ¿Te atreves?
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