Vivimos
tiempos extraños. La economía y las finanzas lo inundan todo. Y hoy queremos
resaltar que lo importante no es si un banco necesita miles de millones para
sobrevivir o una empresa declara un ERE para despedir a mucha gente. No. Lo realmente
importante son las personas. Todos tenemos nuestras creencias, nuestras
opiniones, motivaciones, nuestro propio modo de pensar. Y si no estamos
motivados para alcanzar metas de crecimiento y aprendizaje personal, este no se
dará, como tampoco una mayor productividad.
Buda
decía que el dominio personal, vencerse a uno mismo, era más difícil que vencer
cien mil veces cien mil batallas. Para nosotros, usando el término de Peter
Senge, el dominio personal es una disciplina, una actividad que hemos de
integrar en nuestra propia vida. Siguiendo a Senge, cuando esto ocurre, se dan
dos movimientos: uno, que clarificamos constantemente lo que es importante para
cada uno. Y dos, aprendemos a ver, continuamente, la realidad actual con otros
puntos de vista. Aprender, en este contexto, no es adquirir más y más
información, sino abrir nuestra mente para producir los resultados que
deseamos.
El
dominio personal empieza con una visión. Una visión no es una buena idea. Una
visión es una vocación, algo que sale del interior y que llena y da sentido a
nuestra vida. En nuestras sesiones de Coaching constatamos que la mayoría no
tenemos esa visión, sino metas y objetivos, del tipo “un trabajo mejor”, “una
mejor relación con mi pareja”… y como Gary Marcus nos avisa, es bueno tener
metas… pero también planes de contingencia por si las metas no se cumplen. La
visión no admite planes de contingencia, porque si no logramos acercarnos a
ella, se genera frustración, infelicidad y sentimientos de derrota.
Los
sentimientos que se producen por no alcanzar la visión no se deben confundir
con la tensión creativa, que es la emoción que nos mueve a reducir la distancia
entre nuestra situación actual y la visión. Esta tensión creativa es la que nos
focaliza en lograr aquello que queremos de verdad.
Tener
una visión nos ayuda a valorar la vida. Nos ayuda a hacernos las preguntas
adecuadas. Por ejemplo: ¿Es coherente el programa de este partido político con
mi visión? ¿Mi comportamiento, por ejemplo con mi pareja, se adecua a la idea
que tengo? La visión incluye elementos tanto económicos, personales, laborales…
es un todo que queremos lograr. Y las metas particulares, del día, más
concretas, nacen de ella. Imagínense una persona que les dice estar
insatisfecha con su relación de pareja. Pero no tiene definido qué va a ser de
su vida en cinco, diez o más años. Como su percepción de deseos y obligaciones
no esté equilibrada, no tardará en buscar soluciones fuera de esa pareja. Pero
sí tiene claro qué es lo que quiere (y con quién), entonces, queda esperanza.
Lo
mismo sucede con aquello a lo que uno se quiere dedicar. Hace un par de
décadas, el trabajo era algo que había que hacer y no se percibía como una
fuente de desarrollo personal o de satisfacción. Ahora no es así. Ahora sabemos
que la situación laboral de una persona puede convertirla en un enfermo
crónico… o en una persona maravillosa. Sabemos que el paro prolongado produce
efectos negativos en la autoestima, en la percepción de la eficacia en uno
mismo, dificulta las relaciones familiares. Sabemos que trabajar bajo presión
genera estrés y, las respuestas inadecuadas – reaccionar al estrés en vez de
gestionarlo – crean enfermos crónicos. Un trabajo que satisfaga nuestra visión
generará, por tanto, los efectos contrarios.
El
Coaching puede ayudar en ambos casos. A las empresas, en la creación de una
visión o a la alienación con esta de las personas que componen la organización.
Empleador y empleados remando juntos en una misma dirección. Es lo que hacen
los entrenadores de fútbol o baloncesto con carisma: Phil Jackson en Los
Ángeles Lakers, Johan Cruyff en el F.C Barcelona, llevado a la excelencia por
Pep Guardiola o José Mouriño en el Real Madrid con su fútbol directo.
Puede
ayudar a las personas clarificando sus metas diarias, centrando su atención en
lo que realmente le importa, Ya lo hemos dicho: la calidad de tu vida depende
de cómo y en qué centres tu atención.
Si nos damos una oportunidad a nosotros mismo a través del Coaching, estaremos en camino de un mundo en el que todos queramos estar.
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