“La experiencia es la evidencia
y las cuestiones mi fortaleza.”
Héroes del Silencio.
Rueda Fortuna. Avalancha.
Los
psicólogos nos dedicamos a estudiar el comportamiento, y entendemos por tal lo
que hacemos, lo que sentimos y lo que pensamos. Y nuestro estudio trata de
describir, analizar, predecir y modificar dichos comportamientos, siempre con
el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas.
Lo
que nos diferencia de otros profesionales son dos cosas. Por un lado, el uso de
técnicas basadas en la evidencia y por otro, la proliferación de teorías y un
conocimiento muy fragmentado.
Las
técnicas basadas en la evidencia son aquellas que derivan de un tratamiento
científico de los datos. Desde la manera de recogerlos, su tratamiento
matemático (mediante el uso de la probabilidad, la estadística inferencial y
los modelos de análisis de datos), el uso de métodos de investigación como los
diseños experimentales y el análisis de los resultados a la luz de teorías bien
establecidas. De este trabajo, por ejemplo, se han derivado guías de
tratamientos psicológicos eficaces, formas de curar que mejoran la vida de los
pacientes, en muchos casos con resultados superiores a los de los fármacos. Un
psicólogo, por tanto, no es un parlanchín. Es un profesional que, generalmente,
se adscribe a una teoría sobre la mente humana y su funcionamiento, que de esa
teoría de referencia deduce una manera de proceder para sanar, y comprueba que
realmente es así, que su paciente mejora y sana.
Como
la base de la psicología es el comportamiento, la principal herramienta del
psicólogo es el mismo comportamiento. Te piden que pienses en una cosa en
concreto, que analices tu forma de ver las cosas, te intentan generar una
experiencia emocional que modifique tu sitio en el mundo, o que actúes de una
manera determinada ante una situación concreta. Es un trabajo de alfarero. Se va modelando la conducta como el barro,
hasta obtener el resultado deseado.
Sin
embargo, si se necesita buscar un psicólogo, nos podemos encontrar ante un
panorama un tanto desalentador. Hay psicoanalistas, terapeutas sistémicos,
estratégicos, conductistas, cognitivo – conductuales… cada uno de ellos con una
teoría acerca del ser humano, y de cómo funciona la mente. Aquí la buena noticia
es que todas las intervenciones psicológicas, todas, son positivas. En todas se
constata una mejoría en la persona que sufre. La mala noticia es que los
tratamientos psicológicos no son aspirina, no te los tomas y hacen efecto
inmediato. No. Requieren de tiempo – desde unos modelos, como el psicoanálisis,
mucho tiempo – y otras no tanto, pero siempre, siempre, se necesitarán varias
sesiones. Las terapias también necesitan esfuerzo. Los pacientes deben hacer
cosas, tienen que implicar a sus parejas y familiares en la consecución de un
objetivo final y del que todos se benefician. También, a los psicólogos, para
ser buenos, nos hace falta que el paciente esté motivado, o nos deje entrever,
por una rendija de su corazón, cómo moverle para que realice sus tareas. En
Prossem consideramos que a un psicólogo lo hacen bueno sus pacientes, y no las
teorías.
¿Y
qué tratamos los psicólogos? Tradicionalmente, se ha intervenido en trastornos
como la depresión, los relacionados con la ansiedad, enfermedades corporales
debidas a factores mentales, trastornos sexuales, problemas de pareja,
problemas alimenticios, problemas de comportamiento de los niños… siempre
problemas relacionados con patologías, o enfermedades. De hecho, la Clasificación
Internacional de Enfermedades dedica un capítulo entero a los
trastornos mentales y los profesionales también disponemos del DSM (Manual de
diagnóstico estadístico de los trastornos mentales) realizado por la Asociación de
Psiquiatría Americana.
Sin
embargo, en los últimos años se está invirtiendo dinero y esfuerzos en estudiar
qué nos hace felices, que nos aporta calidad de vida, cuál es el potencial de
cada ser humano… logrando desarrollar herramientas para la prevención de los
trastornos que ya hemos citado e incluso mejorando el rendimiento en otras
áreas, tanto de la salud como laborales, sociales y económicas.
Aunque sea una ciencia joven, desunificada, llena de teorías que se asemejan a opiniones, la Psicología está abriendo el camino de la Salud, con mayúscula, del ser humano. Esperamos que en España, los prejuicios vinculados a ir al psicólogo desaparezcan, y por una vez, vayamos a la par con el resto de países civilizados y no en el vagón de cola.
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