“Dad al César lo que es del César”
Jesús de Nazaret.
En el año 1949
Benjamin Graham publica “El inversor
inteligente”. En él, diferencia entre inversión y especulación. Después,
realiza un análisis de diferentes productos donde colocar el dinero, desde
acciones hasta “warrants”. Es uno de
los libros imprescindibles para alcanzar los objetivos financieros personales.
Además ha sido alabado por Warren Buffet, uno de los inversores más exitosos
del mundo.
En el año
2011, Juan Palacios publicó un libro en el que explica cómo gestionar el
patrimonio familiar, de forma que cualquiera pudiera entender el texto y
aplicarlo.
Entre medias de los dos, Paul
Ormerod publicó “Why most things fail:
evolution, extinction and economics”. En él, resalta la idea siguiente: la economía no es lo que dicen los
libros de economía, sino lo que la gente y las empresas realmente hacen. Cada
año, desaparece en torno al 10 % de las empresas de un país. La economía no es
capaz de explicar el transcurso del cambio entre dos procesos de equilibrio –
por ello aún no han sido capaces de dar con las medidas que aceleren una salida
de la crisis – y la desaparición tanto de empresas como de capitales, sigue
patrones de extinción iguales que los de las especies biológicas. Algo que
Graham ni Palacios imaginaron.
Prossem, como
empresa de servicios psicológicos, considera las finanzas como una de las
piezas clave de la vida. Entendemos que las preocupaciones de la vida son ya
suficientes: pareja, hijos, salud… y dinero. Al menos eso dicen. Pero nos
preguntamos, si hemos crecido, como especie, sin dinero; si hemos evolucionado
sin él, ¿cómo hace el cerebro para pensar en el dinero? Una de las hipótesis la
lanza Gary Marcus: “utilizamos los módulos mentales que utilizamos para pensar
en la comida”. Nosotros no tenemos un máquina de resonancia magnética para
comprobarlo, para tomar dos grupos de personas y que unos, al azar, piensen en
comida y otros en dinero y ver si hay diferencias. Pero si tenemos los trabajos
del propio Marcus, de Tversky y Kahneman – Premio Nobel de Economía -, de Dan
Ariely y de muchos psicólogos más, que
nos enseñan que nuestro pensamiento es irracional y que tomamos decisiones no
en base a datos, sino a motivaciones, incentivos y ciertos atajos mentales.
Y aquí es
donde empieza el trabajo de Prossem. Por un lado, ayudamos a las personas.
Mediante procesos de coaching financiero, trasmitimos la importancia de tener
objetivos económicos. Te ayudamos a analizar tu situación actual y a definir
una situación deseada y a marcar metas entre ambas. Por supuesto que para
llegar donde queremos, tenemos que saber qué caminos son más transitables, más
seguros y más rápidos. No es lo mismo ir de Madrid a Barcelona por carreteras
secundarias que ir por autopista. Y no sólo hablamos sobre qué carretera es
mejor, sino que también tratamos esas irracionalidades del comportamiento que
nos hacen decaer, dejar de insistir y atrasar la consecución de nuestros
objetivos. Volviendo al símil de la carretera, si vamos por la más rápida y
segura, pero vamos con las ventanillas del coche abiertas de par en par y
lloviendo, lo más seguro es que nos mojemos y tengamos que parar más veces a
repostar.
Por otro lado,
colaboramos con organizaciones como si fueran personas. En los últimos tiempos,
se ha consagrado el dogma del abaratamiento del despido. Si echo a la gente a
la calle con una indemnización pequeña, ahorro en gastos y le doy vida a la
empresa. Y el problema es otro, como comprar caro, cobrar tarde y no ajustar
los pagos que tienes que hacer provocando que tu balance y tu cuenta de
resultados sean un desastre.
PROSSEM PSICOLOGÍA Y FINANZAS ofrece conocimientos y estrategias en finanzas, y sobre todo, en comportamiento económico. Porque lo importante es lo que las personas piensan, sienten y hacen. Incluso con el dinero.
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