domingo, 2 de octubre de 2011

MALAS NOTICIAS

            Después de un descanso veraniego para recargar fuerzas, llegamos a casa y miramos el periódico. Y nos dan ganas de no volver a hacerlo. Nos encontramos con la Generalitat pidiendo a los médicos que renuncien a media paga de Navidad, que un partido político va a revolucionar los sueldos de Sanidad, que la noticia más consultada es una titulada Infieles, ¿por qué? Va a haber más huelgas de profesores, la banca está peor que nunca, Sacyr necesita  entre 35 y 70 años para devolver su deuda… pero ni una sola noticia buena.

            La teoría evolucionista nos enseña que el lenguaje posiblemente no sea único de los humanos. De hecho el gen FOXP2, el que posibilita el lenguaje, está presente en los restos de Neandertales. Los Neandertales son otra especie distinta de homínidos, no son nuestros abuelos, anteriores a nosotros y coetáneos nuestros hasta que se extinguieron hace unos 30.000 años. Nuestra especie es, a diferencia de los Neandertales, social. Sobre todo, social. Y nos hemos inventado y complicado los niveles de comunicación. Es otra mala noticia.

            Los seres humanos nos hemos superespecializado en la tecnología. Les proponemos un viaje en el tiempo. Imagínense que viajamos en el tiempo hasta el año 30.000 A.C. sin nada, sólo con la ropa que llevamos puesta. Con nuestra inteligencia actual… Siendo sinceros… ¿Cuánto tiempo seríamos capaces de sobrevivir? Una mala noticia más.

            ¿A dónde queremos llegar con estas reflexiones? El problema del ser humano es que hemos creado la mayor causa de presión selectiva: la cultura. Las presiones de selección son aquellos factores que hacen que unos genes, y por tanto unos individuos, sobrevivan y dejen descendencia. Como no teníamos bastante con el tiempo atmosférico, la comida, la bebida, la elección de compañero sexual… todo ello lo hemos envuelto con la cultura. Y como somos listos, hemos disociado, separado, alejado, lo biológico, lo cultural y lo social.

            Dicho de un modo diferente: somos animales sociales, territoriales, jerárquicos y con un comportamiento sexual poco definido. Nuestros comportamientos básicos apenas han cambiado desde la aparición de la especie homo hace 3 millones de años. Lo que hemos modificado ha sido la expresión de esos comportamientos a través de la cultura y la tecnología. Un ejemplo clásico es la ansiedad, el estrés. Todos sabemos ya que las cebras no tienen úlcera. Nosotros somos capaces de predecir, prever o anticipar acontecimientos. Y la respuesta de nuestro cuerpo ante esas previsiones es la misma que si estuviésemos delante del peligro. Y los efectos en nuestro cuerpo, a largo plazo, de las hormonas generadas por la ansiedad son conocidos: úlcera, infartos… Y los efectos en las relaciones sociales son igual de destructivos: peleas, falta de flexibilidad mental, más ansiedad…

            La buena noticia es que sabemos que la disociación entre la cultura y la biología la conocemos. Y podemos actuar sobre ella. ¿Cómo?

            Lo primero es conocer cómo funcionamos realmente. Tenemos que ser conscientes que la mente es un órgano de computación de información que la selección natural ha favorecido para solucionar problemas. Dicho de otro modo. La mente existe para solventar problemas. Y los problemas que le preocupan a nuestro cerebro son muy básicos: comer, beber, evitar el frío y el calor, evitar las enfermedades, elegir un buen compañero de viaje (o pareja sexual que no nos dañe y no nos abandone) y criar a nuestros hijos.

            Las Finanzas Personales son importantes porque nos dan herramientas para crear y defender nuestros recursos. El principal recurso financiero es el dinero, que además, es un reforzador poderoso. Con dinero podemos comprar calor, aire acondicionado, comida, una vivienda e incluso compañía, aunque esta sea fugaz. Esto hace que cualquier comportamiento, seguido por una cantidad de dinero adecuado se repita. (Es lo que significa que el dinero es un reforzador poderoso). Una buena gestión financiera permite una vejez tranquila y una vida adulta apacible llena de gratificaciones. Una gestión desastrosa nos lleva a dolores de cabeza, problemas e incertidumbre. La clave de una buena gestión financiera es reducir la incertidumbre. Y las finanzas entroncan en nuestra naturaleza biológica, evolutiva: sobrevivir y dejar descendencia.

            La Inteligencia emocional es fundamental. No existe en los planes de estudio de nuestros colegios ni en los de nuestras universidades. Y sin embargo, somos primates altamente sociales. El último mono de la manada, el que está solo, es el primero que se muere. En nosotros, aquellos que están solos, tienen problemas emocionales, personales, de adaptación. Son los que más dificultades tienen para encontrar trabajo y  para mantenerlo. Si enferman tienen dificultades para recibir apoyos y afectos. Por tanto, gestionar nuestras propias emociones y las de los demás es una de las pocas herramientas de éxito verdadero. Ser asertivo, diplomático, negociador o afectuoso en el momento adecuado nos da de comer. Tener la razón u obcecarnos da problemas.

            Nuestra mente no es multitarea. De hecho, estudios recientes demuestran que el uso de herramientas multitareas, como internet, redes sociales, programas informáticos… afecta a nuestra capacidad de concentración y de pensamiento crítico. Saber pensar y utilizar nuestra mente son herramientas que vamos perdiendo poco a poco y no nos las enseñan en las escuelas. El principal mal de escuela es la falta de pensamiento crítico y no nos enseñan cómo usar nuestra mente.

            La cultura que hemos creado y en la que vivimos, especialmente la profesional, está generando un modo de vida sedentario. Nuestros organismos evolucionaron para correr, cazar, trabajar el campo… y ahora no salimos de la oficina. La manera de alimentarnos así como la falta de ejercicio físico está provocando que enfermemos y muramos por infartos, ictus, trombos… Nuestro organismo evolucionó con la ingesta de elementos concretos. El exceso de grasas, o la falta de estas puede dañarnos. Por si fuera poco, un cerebro que soporta un cuerpo sin movimiento, envejece más deprisa.

            Todo ello son solo ejemplos de la estrategia de Prossem. Conocer los problemas evolutivos permite, y es la gran buena noticia, buscar soluciones y lograr que cultura y biología vayan unidas. Lo demás son milongas.

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