domingo, 9 de octubre de 2011

PECES DE CIUDAD

Y ¿Cómo huir cuándo no quedan Islas
Para naufragar
Al país dónde los sabios se retiran
Del agravio de buscar labios
Que sacan de quicio?

            Nos hemos preguntado en varias ocasiones cuál es el secreto de los libros de autoayuda. Al fin y al cabo todos queremos lo mismo: ganar el suficiente dinero para vivir cómodos, encontrar el amor de nuestras vidas, ser felices… y buscamos constantemente fórmulas que nos lleven a nuestro propio éxito personal, a “sentirnos bien”, “realizados”, “felices”.

            El discurso de la búsqueda del éxito profesional y personal ha invadido los libros de autoayuda y de gestión empresarial de los últimos veinte años. Hemos visto proliferar las obras de Peter Drucker, con su “Ejecutivo eficaz” y derivados como “El ejecutivo al minuto” “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva” o libros que se basan, supuestamente, en la ciencia cognitiva, como “Gestión por competencias” de Clode Levy – Leboyer. En el ámbito personal, han crecido textos como “Poder sin límites”, de 1984, de Tony Robbins, todo lo relacionado con la PNL (Programación Neurolingüística), y otras cosas como “El secreto” o vaya Usted a saber. Es cierto que algunos han criticado éstos modelos, como la sociedad para el pensamiento crítico, pero lo han hecho desde argumentos racionales y no desde la investigación y los experimentos bien formulados. Prossem siempre estará del lado de los experimentos bien planteados, que pueden generalizarse poco, pero sus resultados son consistentes.

            Lo peor de todo esto es que nos hemos convertido en peces de ciudad: El acuario es la ciudad en la que vivimos, y estamos a la espera que un gran proveedor nos eche de comer y subamos a la superficie más rápido que otros peces para comer más.  Y ese gran proveedor puede ser un buen puesto de trabajo, un ascenso o el hombre o mujer de nuestra vida.

            Una de las cosas que más daño han hecho al ser humano en los últimos tiempos es la teoría de las necesidades de Abraham Maslow. Es inoperante como ella sola. ¿Cómo medimos la necesidad de socialización? ¿Y la del reconocimiento? Y la más importante, ¿qué es y cómo se mide la autorrealización? Eso sí, a las escuelas de negocios, donde se han formado los directivos de las empresas y bancos que nos han llevado a esta crisis, les encanta. Y les gusta porque es una teoría con la que no hay que pensar, no tienes que usar tu cabeza.

            Pensamos que cubrir las necesidades básicas es importante. Cuando Rocinante se ponía filosófico es porque tenía hambre. Comer, hidratarse y disminuir la incidencia de enfermedades es importante. Pero en la sociedad actual, salvo para aquellos que pertenecen al cuarto mundo (denominación usada por el Beato Juan Pablo II para los pobres de solemnidad que viven el en Primer Mundo), las necesidades básicas no son un problema. Incluso aquellos que salen en los medios de comunicación con embargos y desahucios… ¡las necesidades básicas no son su prioridad! Casos habrá que sí, pero no son los que copan las páginas de los principales periódicos. Y eso que Cáritas, una institución de la Iglesia Católica, está dando de comer a más personas que en toda su historia.

            ¿Dónde queremos ir a parar con estas reflexiones? A que los responsables de la crisis que estamos sufriendo somos todos. Nos hemos comido lo que nos han echado en la pecera. Nuestra comodidad ha hecho que nos endeudemos, que queramos pisos y casas grandes, más allá de lo que necesitamos. Las empresas financieras han prestado todo lo necesario para ello y los gobiernos… están demostrando una incapacidad solemne de liderazgo y de conocimiento.

            Y sin embargo tenemos respuestas ancestrales. Erich Fromm nos hablaba del amor y del budismo. Hoy sabemos que la meditación, mantenida en el tiempo, es excelente para mejorar nuestra respuesta emocional y nuestra concentración (Mindfulness). Y es curioso, porque de lo mismo que habla Jon Kabat – Zinn es lo mismo – léanlo – que lo que cuenta la “Filocalía” o “El Peregrino Ruso”. Resulta que un biólogo especialista en neuronas nos cuenta que ciertas rutinas son importantes, y la iglesia, son sus laudes, oficios de lectura, vísperas…  lo tiene claro desde los tiempos del Cid Campeador. La Imitación de Cristo fue un “best seller” de la Edad Media y hoy, nos gustaría ser como los grandes de nuestro tiempo.

            A veces, tenemos la sensación que no hemos avanzado con respecto al siglo XII. Es más, ninguno de nosotros sobreviviría a aquella época.

            En la semana en la que ha fallecido Steve Jobs, no queremos trasmitir que la tecnología cambiará nuestra vida, que “hay que ser absolutamente modernos” ya lo vendía uno de los poetas malditos del simbolismo francés. Queremos transmitir el verdadero legado de Jobs. No es el ipod, el iphone o el ipad. No. Es, que si queremos vivir, necesitamos no olvidar que un día moriremos y que debemos encontrar aquello que amamos.

            Lo demás… es silencio.

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