martes, 1 de mayo de 2012

PENSAR...


“Cultivamos el refinamiento sin extravagancia; la comodidad la apreciamos sin afeminamiento; la riqueza la aplicamos en cosas útiles más que en fastuosidades y a la pobreza la atribuimos una única desgracia real: la pobreza es desgraciada no por la ausencia de posesiones, sino porque invita al desánimo en la lucha por salir de ella”.
Discurso Fúnebre de Pericles.

Es curioso. Resulta que estamos ante un aluvión de libros de filosofía, grandes autores tanto de España como de fuera de nuestro país. José Antonio Marina, Fernando Savater o Jesús Mosterín. También tenemos programas de televisión, revistas y coleccionables. Nunca en la historia de la cultura ha habido tanta facilidad de acceso a la información científica y nunca, nunca, hemos tenido tantas posibilidades de usar el conocimiento para resolver problemas como en la actualidad.

Sin embargo, desde la fecha oficial de inicio de la crisis económica – 15 de septiembre de 2008, presentación de quiebra de Lehman Brothers – estamos igual o peor. No hemos sido capaces de superar la crisis. Es curioso, pero ningún político, ni en España, ni en la Comunidad Europea, ni en Estados Unidos, ha aprovechado la oportunidad de medir, evaluar y modificar sus recetas para salir de la crisis. En Europa, vivimos las consecuencias de la rigidez fiscal en nuestras carnes: recortes en los servicios básicos, como sanidad y educación, transporte, subida de impuestos directos como el IRPF o indirectos como el precio del alcohol, el tabaco o los carburantes.

Y nos preocupan los recortes en educación. El problema de la educación no está en si hay diez o quince alumnos más por clase. En si un profesor debe cubrir tres horas lectivas o cinco horas lectivas más. No. Podríamos pensar que un profesor de matemáticas no puede enseñar latín. O que un profesor de lengua no puede transmitir conocimientos en física. Vale. Aún así, ese no es el problema. El diagnóstico es el siguiente: se ha sacado de los planes de estudio asignaturas que obligan  a pensar, como el Latín y la Filosofía. Las humanidades han pasado a la historia, lo que prima son las carreras tecnológicas. Se han realizado los itinerarios pensando en subir posiciones en las clasificaciones de PISA  o de la OCDE. Y se ha eliminado toda cultura del esfuerzo de los centros educativos. Y el esfuerzo no sólo de los alumnos, también de las personas implicadas en el proceso de educación: padres, profesores, tutores… nos va eso de llegar a casa y que el niño no nos canse con deberes. Eso sí, el niño y el adolescente tienen doscientas tareas que realizar de un día para otro. Como si actuar por actuar,  o hacer cosas sin sentido tuviese algún resultado. En Prossem ya lo hemos dicho: salir de la crisis es responsabilidad de todos, de cada uno, desde los que mandan hasta los que votamos.

La eliminación de la Filosofía de los planes de estudio, así como relegar la Historia a un segundo plano, solo permite que algunos manipulen la historia a su favor. La no existencia de estándares objetivos, permite que se sigan transmitiendo las desigualdades y la falta de esfuerzo genera una cultura vacía, una sociedad poco confiable y generadora de nuevos problemas. Lo que no es admisible, de verdad, es que uno de los libros más vendidos sea “Como parecer cultos”, un libro que hace resúmenes de libros de literatura universal, y creer después de leerlo que uno sabe quien es Thomas Mann o mantener una conversación sobre el Ulises de Joyce, pero no haber oído hablar en la vida de José de Cadalso, Blas de Otero o del Arcipreste de Hita.

Salir de la crisis depende de cada uno de nosotros. Las teorías de la rigidez fiscal se basan en la creencia que los países del sur hemos sido derrochadores. Que en España hemos gastado lo que no hemos tenido. Y eso es una falacia. Es cierto que en España estamos endeudados, que debemos pagar nuestras deudas. Es fundamental para dedicar recursos al consumo reducir las deudas para liberar renta disponible. Pero España, antes de la crisis y durante buena parte de ella, tuvo superávit fiscal. Se puede decir que los países católicos son los que peor han gestionado, pero Grecia es Ortodoxo, y Baviera, el estado más rico de Alemania, es de mayoría católica. La diferencia tampoco es de norte a sur. Irlanda está en el Norte y Portugal en el Sur.

Las verdaderas diferencias están en los ideales y valores de la educación. Mientras en algunos países se entrenan la asertividad, la gestión de las propias emociones y un conjunto de asignaturas bajo unos estándares para aprobar, en otros hemos preferido dedicarnos a pintar, poner ladrillos o ser fontaneros porque se cobraban tres mil euros al mes y un pobre licenciado cobraba 1200 euros. No había color. Sin embargo, la crisis se ha cebado con las personas que no tienen estudios, con las profesiones, porque se ha llegado a un punto en el que la oferta de profesionales superaba a la demanda. No es problema de las profesiones, sino de las elecciones personales de cada uno.

Volver a los valores clásicos de enfocar la educación como el esfuerzo consciente de la voluntad y el conocimiento para el logro de fines, es el comienzo de la solución. Lo demás, es perder el tiempo y el poco dinero que nos queda, porque controlarán nuestras opiniones desde los medios escritos, Internet, radio y sobre todo, televisión.

           Así superaremos la pobreza, mental y material. En honor a Pericles.

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