miércoles, 23 de mayo de 2012

TRES PROBLEMAS


            Ésta es la tercera semana que dedicamos estas líneas a finanzas. Creemos que la situación  lo merece. Pero hoy vamos a ser alarmantes. Hoy, vamos a proponer problemas. Hoy vamos con un post inusual, un tanto crítico que quiere provocar la reflexión. Esperamos que la compartan a través de las redes sociales.

            Son tres los problemas que nos acucian: la deuda privada de empresas y familias, la deuda pública y la poca o nula formación financiera.

         La deuda privada de la familia y de las empresas, según los datos de Banco de España, va reduciéndose poco a poco. Demasiado poco a poco. El problema aquí es que se necesita mucho tiempo para cancelar la deuda y, en ese tiempo, la variación de recursos disponibles para una persona es casi nula. A no ser que se de la peor de las circunstancias, que es quedarse sin empleo, la capacidad de generación de dinero nuevo de una persona en edad laboral no es muy grande. Puede incrementar su salario lo que crece el IPC, pero poco más. Para desgracia del trabajador, si el IPC sube demasiado, también lo harán los tipos de interés. Estamos seguros que a alguien le dieron un premio Nobel por pensar que la mejor manera de controlar los precios era subir los tipos de interés, pero no se dio ni cuenta que subir los tipos es una manera de incrementar los precios. En este caso, el precio del dinero, que sirve para pagar el resto de cosas, al subir,  reduce de forma notable la renta disponible del trabajador. Por ejemplo, si un trabajador gana mil euros y paga cuatrocientos cada mes por su hipoteca, al elevar los tipos pasaría a pagar, pongamos, 600. Son doscientos euros menos de renta. Reduce la demanda real. Y no conocemos ningún estudio empírico que demuestre que subir tipos reduzca la inflación. Y sí, estudios que afirman que el ser humano, incluso el que tiene formación financiera, no comprende el proceso inflacionario. 

         Las empresas, además de dedicar recursos a producir, tienen que cobrar sus deudas. En España, el nivel de morosidad es demasiado elevado. No nos referimos a la morosidad con las entidades financieras, sino de los diferentes negocios entre sí. Estamos en un país en el que entregar un pagaré o un cheque sin fondos no supone ningún delito. Y estamos en un país en el que las empresas hacen lo que les da la gana. Nos hace gracia que se piense que facilitando el despido se logrará crear más empleo. Seamos claros. Eso le beneficia a las grandes empresas. Las que consiguen tener cien años de vida. Pero si tenemos en cuenta que el 60 % de las Sociedades de Responsabilidad Limitada desparecen en los cinco primeros años de su vida, dudamos que haya personas con vidas laborales de una sola línea. Eso pasaba en décadas anteriores. Si una empresa tiene que despedir a alguien es porque se ha equivocado en los procesos de selección y formación del personal, y por tanto, es su responsabilidad y la tiene que pagar. Y si a la empresa no le paga la administración es responsabilidad de ella no haber estudiado los riesgos que tomaba al iniciar una relación comercial con el alcalde o ministro de turno. Lo que no puede ser es que se recorten garantías constitucionales básicas, como la educación o la sanidad, y que se salven empresas con dinero público. Y sí, hablamos de Bankia.

           De la deuda pública en España ya hemos hablado en otros post. Pero resulta que la sanidad en España se paga mediante aportaciones a la Seguridad Social y Deuda pública, porque los gastos superan a los ingresos. Todavía escuchamos a muchas personas mayores decir que ellos ya pagaron su pensión que ahora cobran. Y no. El sistema sanitario español es inviable y la Seguridad Social también. Se basan  en sistemas de reparto (las cuotas de los que hoy trabajan pagan los gastos de los que trabajaron ayer) y si no hay trabajadores en activo hoy, no se pagan las pensiones. Lo mismo ocurre con la universidad. El problema no está en que existan cincuenta universidades públicas. El problema es que en cada una de ellas pululan estudiantes, que necesitan dos o tres años más para acabar un programa de estudios estandarizado. Que hay doscientos mil catedráticos que su única aportación a la ciencia es el efecto del color de la pintura de la pared en el comportamiento de la garrapata del perro común. Hala. Y se quedan tan satisfechos y tan becados. Y ¿Cómo se paga? Con deuda pública. Y ni comentar el número de políticos, sus sobresueldos, sus pluriempleos (¿Cómo no va haber paro?), los asesores y los funcionarios que se van a desayunar con una cola impresionante porque su derecho al desayuno prima sobre la eficiencia de la administración.

          Y el tercer asunto es la cultura financiera. Una pregunta. Si me compro una casa por 240.000 euros. Y lo hipoteco al 100 % (los gastos de notario, registro, gestoría, Trasmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados los he puesto de mi bolsillo), que amortizo a vencimiento en treinta años, ¿Cuánto me cuesta realmente?, es decir, ¿Cuánto le devuelvo al banco? Bueno, pues la solución es que puedes vivir 57 años y 7 meses de alquiler. ¿Qué es tirar el dinero?

      Y sobre los productos de ahorro… para echarse a llorar. ¿Cuánta gente se ha entrampado con las participaciones preferentes? ¿Y cuánta gente sabe lo que significa ser accionista? ¿Cuánta gente está dispuesta a pagar a otra persona porque le asesora en asuntos financieros? Consejos vendo que para mí no tengo, que dice el refrán. Pero, ¿por qué tenemos que pagar los demás si una persona ha depositado su dinero en una entidad quebrada? ¿Nunca oyó hablar de los ratings? No. Nunca. Así nos va.

        Nos encantaría poder ofrecer tres soluciones a estos problemas. Pero en ciencia se diferencia entre problemas resolubles (¿es eficaz la betametasona en la psoriasis?) y problemas no resolubles (¿Es mejor educar con dureza o dejando hacer?).

        El problema real es que son los no resolubles los que importan al corazón humano. En boca de D. Antonio Machado, “Todo pasa y todo queda”.

        Feliz semana.

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