miércoles, 11 de enero de 2012

GESTIÓN DE ESTRÉS I : SITUACIÓN ACTUAL

            Asistimos a la aparición de una serie de trabajos acerca de la mente humana que llaman la atención y que permiten trasmitir el conocimiento psicológico y científico a todas las personas que estén interesadas en ella. Podemos ver en televisión o en Internet programas como Redes, el espacio de Eduard Punset; podemos comprar revistas como “Investigación y Ciencia” o su hermana “Mente y Cerebro”. O podemos adquirir libros de divulgación científica, ya que, casi todas las librerías, tienen secciones dedicadas a la Psicología o a la autoayuda.

            Uno  de esos libros, que data de 1995 la primera edición, es “¿Por qué las cebras no tienen úlcera? La Guía del estrés” de Robert María Sapolsky. Neurólogo, profesor de la Universidad de Stanford, ha estudiado los efectos en el cerebro del estrés. Nos ha regalado estudios de biología y psicología evolucionista como “Cuernas de barro” o “El mono enamorado”. Sus trabajos actuales se centran en la acción de la terapia genética para reducir el efecto de los glucocorticoides o los niveles de cortisol en machos alfa y sus subordinados para predecir el nivel de estrés. Su trabajo, desde 1994 del original en Inglés, hasta hoy, no ha perdido vigencia sino que cada día se refuerza más.  

            A lo largo del libro, Sapolsky estudia los tipos de estresores y las consecuencias de la respuesta al estrés, desde la aparición de úlceras, problemas cardiovasculares, disminución del apetito sexual, la analgesia producida por estrés, la modificación de umbrales perceptivos o capacidades cognitivas o la inhibición del sistema inmunológico. Como dice el propio autor, si llegas al último capítulo y no te has deprimido es o porque no has entendido el libro o porque lo has leído superficialmente.

            Pilar Varela logró un buen éxito con “Ansiosa – Mente”. El libro, lejos de la maestría de la psicología experimental de Sapolsky, es de gran ayuda. Nos ofrece un conjunto de reglas para reconocer la ansiedad, qué nos estresa, cómo nos afecta a nosotros mismos, en nuestro trabajo y en las relaciones con los demás, y qué podemos hacer para superarlo. Se publicó en 2002 y ha tenido varias ediciones. Cumple 9 años de vida.

            En 2011 hemos asistido a la explosión del Mindfulness en España. Desde el trabajo de Andrés Martín Asuero – su libro “Con rumbo propio” es un éxito editorial – hasta las traducciones de Jonh Kabat-Zinn, pasando por otros autores como Vicente Simón, el panorama se está plagando de libros. A veces, la explosión de un asunto depende de la moda. El problema no son las técnicas que se usan. La meditación existe desde los tiempos inmemorables, en las tradiciones budistas, árabes y cristianas. Como ejemplo, echen un vistazo a la “Filocalia” o a la obra “El peregrino Ruso”.

            Si buscamos “estrés” en Google, encontramos 2.160.000 resultados en dos segundos. Para ansiedad, el buscador nos devuelve 27.300.000 resultados en 0.14 segundos. La ansiedad es uno de los apartados de los manuales diagnósticos así como de las clasificaciones de enfermedades (CIE – 10 y DSM –IVR). Incluso se ha trasladado al mundo del deporte como explicación a la falta de pericia en un momento dado de un jugador. Por ejemplo, Cristiano Ronaldo y su ansiedad, son compañeros de viaje desde que este llegara al Real Madrid. En septiembre de 2009, Jorge Valdano, el que era Director Deportivo del Real Madrid, decía que Cristiano podría sufrir ansiedad de cara al gol. Este argumento se ha usado cada vez que el jugador ha estado dos o tres partidos sin marcar.

            Lo que queremos resaltar aquí es que la ansiedad es un problema, o así lo entiende la sociedad occidental actual. Sin embargo, las respuestas que se han dado no han sido suficientes. Al igual que con las emociones, no nos educan para gestionar el estrés o la ansiedad, lo que provoca que muchas personas utilicen estrategias deficientes para defenderse de ella. Hasta tal punto es así, que en Gran Bretaña ha comenzado un movimiento asociativo para demandar a los médicos que recetan ansiolíticos (Benzodiacepinas) por sus efectos secundarios. La medicación funciona, es cierto. Pero es una solución fácil a corto plazo que genera problemas a largo plazo (como habituación o dependencia). Skinner lo llamaba “consecuencias aversivas diferidas” y sus efectos perniciosos se deben a nuestra incapacidad de ver el tiempo de forma geológica, lo que es normal, dado que nos morimos con 80 años, no con unos cuantos millones de años.

            En España, además, la ansiedad y sus derivados, tienen dos problemas añadidos más. Por un lado, la valoración negativa que se tiene de la psicología y de los profesionales que a ella nos dedicamos, y por otro, el precio de los servicios psicológicos.

            En cuanto a la valoración de los psicólogos, en este bendito país, todavía ir al psicólogo es de “locos”, de “personas que se inventan la enfermedad” o argumentos por el estilo. Sólo se accede al profesional cuando una tercera persona, generalmente la que sufre al paciente, le “obliga” a ir. Pero éste no es el problema principal. El reflejo de la situación de los psicólogos es que hasta este año pasado, 2011, no se ha incluido a la psicología como profesión sanitaria.  

            En lo relativo al precio de los servicios psicológicos, en un país con cinco millones de parados, 614 euros como salario mínimo y con una serie de recortes en sanidad que alejan a la psicología de la financiación por parte de la Seguridad Social, pagar 40 euros o más por consulta, está al alcance de cada vez menos personas. Una terapia de 6 sesiones para eliminar una fobia te cuesta 250 – 300 euros, como poco. Y la gran mayoría social de este país no lo puede pagar. Y si lo puede pagar, considera que el psicólogo es el último profesional al que acudiría con esas cantidades de dinero. Esto provoca dos situaciones. Una de ellas, que si quieres o necesitas a un profesional, accedes a él a través de seguros médicos, que pagan al profesional una miseria por paciente. Lo que perjudica la atención y la calidad del servicio. El profesional debe atender a muchos pacientes (volumen) para ganar dinero en lugar de atender a pocos y bien pagados (margen). La segunda situación que se provoca es que un alto porcentaje de psicólogos se dedique a la profesión como actividad complementaria de otra actividad profesional. Encontramos que el psicólogo es maestro, comercial, banquero y después, profesional de la salud. Y no puede cambiarlo porque si no, no come.

            Por tanto, a día de hoy, no es una solución barata y rápida para la ansiedad acudir a un psicólogo, para que nos enseñe a gestionarla.

En la próxima publicación, seguiremos reflexionando sobre el estrés y sus efectos.

1 comentario:

  1. Touché!!! lo has clavado!. Hola soy Eva, de www.cuartodecontadores.es, he sido una experta en ansiedad durante unos 8 años, hasta que me decidí usar la Piedra-Ayuda (psicólogos). Al principio la visita suponía pasar por dos trances: el primero el cajero y el segundo el enfrentamiento a mis propios miedos.
    ¿Qué hice? Pensar que invertía en salud, en mi propia salud...eso me ayudó a aligerar la carga.
    De todas formas, recomiendo barrer bien el mercado, porque hay especialistas que se 'columpian' con más aire que otros.
    Buenas noches!

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