jueves, 11 de abril de 2013

UN EXTRAÑO PARA MÍ MISMO.


Freud nos descubrió que existen partes de nosotros mismos que son inconscientes. Y en sus obras intentó demostrar que estaba en lo cierto con ejemplos de sus pacientes, de los pacientes de otros psicoanalistas, de la literatura, del arte… Sin embargo, no aporta datos de pacientes que no confirmaban sus teorías. De hecho, si no creías en el análisis, era por alguna resistencia, que, por supuesto, era interpretable.

Sin embargo, como las intuiciones de Freud fueron buenas, los psicólogos modernos han intentado dar soporte experimental a los hallazgos del psicoanálisis. Uno de ellos es Timothy Wilson, y ha recogido sus investigaciones en el libro “Strangers to ourselves”.

Wilson, nos cuenta que el inconsciente es una adaptación. Sirve para mantener al organismo vivo y para hacerlo más eficiente. Nos mantiene vivos porque capta señales que no somos capaces de ver conscientemente, y responde a estímulos relacionados con la salud y el peligro sin necesidad de tener que pensar si, por ejemplo, esta araña que acaba de aparecer, es peligrosa y nos va a picar. Nos hace más eficientes porque gestiona volúmenes de información que, conscientemente, sería imposible. Por ejemplo, Wilson escribe que recibimos unos once millones de “piezas” de información. De esas piezas de información, nuestra consciencia solo procesa 40.

El inconsciente tiene dos dimensiones: por un lado, obtener información exacta del medio en el que vivimos, y por otro, mantener un sentimiento de bienestar. Del equilibrio entre ambas dimensiones dependen aspectos de personalidad (quiénes somos), emocionales (cómo nos sentimos) y de previsión del futuro (cómo nos sentiremos).

Lo más interesante de todo, son los datos que soportan las teoría de Wilson. Ciertas fobias, algunos miedos, son genéticos. Están dentro de nosotros como especie. Por ejemplo, a las arañas o a las serpientes. Interpretamos los gestos de las personas que están delante de nosotros, intuimos sus estados de ánimo. Según un estudio realizado por el propio Wilson, confundimos como "atracción amorosa" o "amor a primera vista" cuando vemos a una chica joven después de tomas cinco cafés, o de cruzar un puente sobre un río a gran altura y corriendo.

La investigación en neurociencias parece confirmar las hipótesis de Wilson. LeDoux descubrió que el procesamiento emocional de la información corre dos vías paralelas pero diferentes en el cerebro: una rápida, que pasa por la amígdala y otra lenta que cruza el cortex prefrontal. La primera es la vía inconsciente.

El foco de Strangers to Ourselves es la capacidad de conocerse a uno mismo, de las limitaciones que tiene y si ese conocimiento es exacto o no. Y no, no es exacto. No podemos acceder a todo nuestro inconsciente, y la imagen de nosotros mismo es una construcción que hacemos para responder al medio que nos ha tocado vivir. Y esa construcción sólo recoge partes de nosotros, generalmente conscientes. De hecho, existen deseos, motivos, e interpretaciones de la realidad que son inconscientes y no nos damos cuenta de ello, aunque a veces juegan malas pasadas. Las personas fabricamos nuestra imagen, perdemos las razones reales de nuestros comportamientos y nos equivocamos al inferir nuestros estados internos. Una de esas equivocaciones es el error fundamental de atribución: infravaloramos cuánto nos ha influido la situación en la que estamos para comportarnos de una forma concreta y sobrevaloramos cuánto queríamos actuar de esa manera. 

La introspección no es suficiente para conocernos porque no ilumina todo en inconsciente. Preguntar a los demás deja zonas ocultas porque no conocen nuestras narrativas personales. Nuestra personalidad no explica todo nuestro comportamiento, sino que necesitamos del medio para entenderlo. Tenemos miedos y prejuicios que no nos gusta reconocer... Después de Sócrates, Descartes, Ryle, Freud y Wilson podemos concluir que somos más complejos de lo que pensamos. No es tan fácil conocerse a uno mismo.

Nuestro viaje hacia el interior sigue la semana que viene...

El ejercicio de la semana.
Para demostrarnos que existe el inconsciente y que nos puede jugar malas pasadas, como la aparición de prejuicios, podemos utilizar una herramienta de la Universidad de Harvard. Si crees que no eres racista, machista o que no tienes prejuicios, por favor, pincha en el link que viene a continuación, busca España, selecciona uno de los test que aparecen, hazlo, lee la información relacionada, y con calma, reflexiona sobre el inconsciente. (también ayudarás en una investigación científica- https://implicit.harvard.edu/implicit/ ).



No hay comentarios:

Publicar un comentario