La
semana pasa hablábamos de la dificultad de conocernos a nosotros mismos. Por
suerte, no es una tarea imposible y podemos
utilizar estrategias que nos permiten contarnos a nosotros mismos
historias de nuestra vida que resultan eficaces para resolver problemas. Veamos
algunas recomendaciones.
Conoce tus verdaderos deseos. Nuestros deseos influyen en nuestro
comportamiento. El problema es qué deseos, intenciones, apetencias… son
inconscientes. Clarificarlos nos ayuda, por ejemplo, a evitar problemas. Pongamos
un supuesto: los conflictos de interés. Un empleado de Banca que, para cumplir
su objetivo anual y cobrar un bonus por ello, tiene que colocar un plan de
pensiones y se lo vende a una persona de 60 años. Dentro de los deseos podemos
incluir el miedo. Ese mismo empleado de banca que colocó participaciones
preferentes a personas sin formación porque, de no hacerlo, le pueden despedir.
O estar más tiempo en el puesto de trabajo para evitar la “charla” de un
superior. Detrás de muchas emociones negativas, como el miedo, o la evitación
del dolor, está un deseo encubierto. Descubrir qué es lo que nos mueve
(emoción, del latín emovere, moverse hacia), es el primer paso para conocernos
y actuar buscando resultados.
No tomes decisiones cuando estés cansado. Cuando estamos cansados o
estresados tenemos todas las papeletas para equivocarnos. Un experimento sobre
carga cognitiva demostró que caemos más fácilmente en la tentación en estos
casos. Se trataba de recordar una serie de números (de dos dígitos o siete) que
veías en una sala y después tenías que ir hasta otra a repetirlos. En medio del
camino, te ofrecían una fruta saludable o pasteles de chocolate. Las personas
que tenían que recordar el número con más dígitos eligieron el pastel y lo
empezaron a comer en el momento. Lo mismo sucede con consumos tales como “ir de
compras”. El objetivo de la música alta, ropa descolocada o una dependienta
pegada a ti sin decirte una palabra, es generar estrés. Igual te vas agobiado…
pero la mayoría de las personas acaban comprando, y eso es lo que cuenta para
la tienda.
Cambiar una creencia no implica cambiar el comportamiento. Pregúntale
a un fumador si cree que el tabaco le beneficia. Salvo que sea una persona con
sus capacidades mentales limitadas, te dirá que no y no dejará de fumar. Las
creencias influyen en nuestras actitudes, y nuestras actitudes en nuestras
intenciones, pero no en nuestra conducta directamente. Por tanto, intenta
modificar tus comportamientos, no tus creencias. Busca rutinas, hábitos
saludables. El cambio en la manera de pensar ya llegará.
Planificar está bien, pero mantén planes de contingencia. Es
importante saber a dónde vamos, qué queremos lograr, tener un foco en la vida y
comprometerse con ello. Pero también es necesario conocer las reglas
si/entonces. Tener presente el “Si pasa
esto, entonces ocurrirá aquello” te ayudará en tus decisiones importantes.
Mide tu comportamiento. Es, sin duda, la mejor manera de
conocernos. Toma lápiz y papel y mide tu forma de actuar. Si te enfadas
demasiado, mide cuándo, dónde, cómo, con quién te enfadas. Escribe qué haces
específicamente en ese estado y apunta todas las consecuencias de ese
comportamiento. O si estás triste, qué es
lo que te hacer sentir así. O cuando tienes la sensación de hacer una cosa y no
lograr los resultados deseados. O cuando le das vueltas y vueltas a la cabeza.
Escribe tu vida, detállala, específica hasta la mínima expresión… y revísalo a
menudo.
Sé consciente de tus estados de ánimo. Los estados de ánimo tiñen
de su color nuestra manera de ver las cosas y de interpretarlas. Si estamos
tristes, deprimidos, veremos las cosas negras, grises… si estamos enamorados,
de colores vivos y brillantes y si estamos enfadados… bueno, no sabemos qué
color tiene el enfado, pero sí que si predices tu futuro emocional cuando estás
enfadado, te vas a equivocar. Los estados emocionales no duran mucho. No deben.
Si lo hacen… busca un psicólogo.
Aprende cómo funcionan los errores mentales. El pensamiento crítico
es la mejor defensa contra los engaños y la deshonestidad. Saber cómo funciona
nuestra mente, cómo produce errores de pensamiento, reconocerlos y
desactivarlos, te ahorrará muchos disgustos y discusiones.
Disfruta del estado presente, aquí y ahora. Lo más importante en la
vida eres tú en este momento. Centra tu atención en el momento presente, en el
aquí y en el ahora. Practica meditación. En torno a un mes de práctica, verás
como te aceptas y cómo te reconoces.
No
sabemos cuánto vamos a vivir cada uno de nosotros. Pero la vida merece la pena
cuando le ponemos salsa, pasión, compromiso. ¿A qué esperas para empezar?
Conoce, conócete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario