jueves, 22 de noviembre de 2012

PROBLEMAS... CON SOLUCIÓN


            Esta semana vamos a hablar sobre cuándo ir al psicólogo.  Este es un esfuerzo más en línea con la Organización Mundial de la Salud y la importancia de reclamar la atención adecuada ante ciertos trastornos. Como en toda enfermedad, diagnosticar y tratar a tiempo es una ventaja.

           Para valorar si es necesaria la ayuda psicológica es muy útil e importante observar si existen ciertos síntomas asociados, como por ejemplo ansiedad, pérdida o aumento de apetito, inquietud excesiva, insomnio o alteraciones del sueño, sensación de tristeza, cansancio inusual, falta de concentración, etc. También es importante valorar si se han producido cambios  en el ambiente familiar, laboral o personal que puedan haber desencadenado en parte el estado actual.
           
             Debemos acudir al psicólogo cuando detectamos que uno o varios problemas bloquean nuestra vida generando malestar, impidiéndonos disfrutar de sus aspectos positivos o placenteros.

              Debemos acudir al psicólogo cuando...
-        Sintamos que la tristeza, la apatía y la falta de ilusión empiezan a agobiarnos y a emitirnos el siempre equivocado mensaje de que nuestras vidas carecen de sentido.
-        El negro o el gris tiñen frecuentemente nuestros pensamientos y nos vemos incapaces de encontrar algo positivo en nuestras vidas cotidianas.
-    Todo a nuestro alrededor lo percibimos amenazante y nos sentimos solos, incomprendidos o desatendidos.
-        Pensamos que la desgracia se ha cebado en nosotros y comenzamos a asumir que todo nos sale mal y que las cosas no van a cambiar.
-      Estamos atados por miedos que nos impiden salir a la calle, relacionarnos con otras personas, permanecer en un sitio cerrado, hablar en público, viajar, etc... Es decir, cuando el temor o la inseguridad nos impiden desarrollar nuestras habilidades y disfrutar de personas, animales y cosas que nos rodean.
-      La obsesión por padecer graves enfermedades o contagiarnos de ellas nos lleva a conductas extrañas y repetitivas, de las que no podemos prescindir sin que su ausencia nos genere ansiedad.
-        Nos sentimos "con los nervios rotos" y casi cualquier situación hace que perdamos el control y sólo sepamos responder con agresividad o con un llanto inconsolable.
-        Nos damos cuenta de que fumar, beber o consumir cualquier otra droga, apostar..., se ha convertido en una adicción de la que no sabemos salir y que genera perjuicios importantes en nuestra vida o en la que de quienes nos rodean.
-     El estrés empieza a mostrarse a través de sus síntomas psicosomáticos: insomnio, problemas digestivos, cardiovasculares, sexuales...
-      La ansiedad es una constante diaria, que impide la estabilidad y serenidad necesarias para mantener un pensamiento positivo, una conducta tranquila y el goce de los pequeños placeres cotidianos.
-        Los silencios, los desplantes o los gritos sustituyen al diálogo, y los problemas de comunicación enturbian nuestra relación con los demás.
-        Las dificultades sexuales afloran y vivimos la angustia que causan la impotencia, la falta de deseo o de sensaciones eróticas y, sobre todo, la imposibilidad de gozo y comunicación con la persona destinataria de nuestro amor.

            Hemos intentado describir los diferentes problemas a los que los profesionales de Prossem, cumpliendo los requisitos exigidos legalmente, nos enfrentamos en terapia cada día. Si te identificas con alguno… gana tiempo a la vida: cuenta con nosotros.

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