miércoles, 20 de junio de 2012

CUESTIÓN DE TIEMPO


Según la Organización Mundial de la Salud, en España 2.3 millones de personas (un 6 % de la población), sufre alguna alteración relacionada con la ansiedad y el estrés.  Otros estudios suben el porcentaje al 13 %, y los más atrevidos afirman que la sufren 1 de cada 3. Confesamos que este último dato no lo hemos encontrado en estudios bien formulados, pero el de la OMS sí lo está y es elevado. Se refieren a trastornos catalogados en clasificaciones internacionales, como la CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) – 10 o el DSM – IV (Manual Diagnóstico Estadístico).

Hay otros pequeños estados de ansiedad, que agotan igual, y que aparecen en el día a día. La sensación de dormir y no descansar, que te duele en un sitio o en otro, resultados mediocres en situaciones donde no deberías tener problemas, discusiones frecuentes con las personas cercanas, descontrol en las comidas, aumento de peso, incremento de conductas destructivas como el consumo del tabaco o del alcohol son síntomas de no estar sabiendo gestionar la situación actual. El malestar psicológico que se genera se transmite y, como toda emoción, se contagia. Y aparece el síndrome de quemado o síndrome Burnout.  Las relaciones se vuelven superficiales y no dedicamos ni tiempo ni esfuerzo para la pareja, la familia o la resolución de conflictos. “Yo soy así”, “esto es lo que hay” y “es el otro el que debe cambiar” son síntomas de ese estrés del día a día.

Podemos identificar las causas que generan este estrés. La primera de ellas es, precisamente, la falta de tiempo. Tenemos electrodomésticos, mail, teléfonos, coches…y sin embargo, siempre nos falta tiempo. Dedicar 5 ó 10 minutos a hacerse una lista de tareas diaria o a organizarse es altamente beneficioso. Aún así, se nos olvidarán cosas. Porque la segunda causa es, que no somos multitarea. No podemos abarcar todo, no podemos controlar todo. La tercera causa, también relacionada con las anteriores, es la falta de concentración. Kurt Lewin  afirma que una tarea inacabada ocupa recursos mentales.  Si cuando estás realizando una tarea te piden que hagas una cosa, la que sea, el resultado de la primera tarea se verá dañado. 

Otras dos causas del estrés diario son la incapacidad para ser asertivos, en su doble vertiente: saber decir que no y saber defender nuestros derechos o posiciones. Saber decir que no es importante. Ceder constantemente por miedo a la reacción de los demás es una de las principales fuentes de malestar psicológico. No saber defender tus posiciones y derechos también genera sufrimiento.

Sin embargo una de las causas que más nos preocupa, porque nos la estamos encontrando a diario, es no saber aceptar un no.  Hay personas que les dices que no y su enfado e ira alcanzan cimas más altas que el Himalaya. Sin embargo, la clave para el éxito consiste en el autocontrol y el autocontrol es saber diferir refuerzos. Es aprender a soportar un no y gestionar el estado de ánimo que nos genera. Existe un estudio clásico de 1970 dirigido por Walter Mischel. En él, se pedía a niños de 4 años que, cuando sonaba una campana, podían recoger un caramelo. Pero si esperaban un cierto tiempo cuando sonaba la campana, recibirían dos.  En los vídeos de los experimentos es muy gracioso ver a los niños hacer de todo para aguantar y no ir a por el caramelo ante el sonido de la campana. Se muerden las uñas, golpean el suelo, gritan… para no ir a por el caramelo y conseguir dos. Algunos niños  aguantan un minuto y otros hasta quince. ¿Qué pasó con estos niños? Pues los que esperaron más tiempo, fueron a las mejores escuelas y además, tuvieron mejores resultados en su vida adulta.

La capacidad para demorar una gratificación correlaciona con el estatus económico y con el estilo de padres que vamos a ser. Y la falta de esta habilidad predice el divorcio, el consumo de drogas y alcohol e ingresos económicos bajos.

Ante las investigaciones que revelan estos datos sólo nos queda recordar una frase atribuida a Shakespeare: la vida que no es examinada, no merece ser vivida. Todos tenemos algo que cambiar. En Prossem ofrecemos la posibilidad de aprender las  herramientas necesarias para su gestión personal. Merece la pena aprenderlas y practicarlas. Nuestro bienestar mental depende de ello.  

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