martes, 7 de junio de 2011

Trampas Mentales

Hemos hablado de dos versiones de las emociones, ambas científicas. Podríamos dedicarnos a las emociones románticas, algo así como Bécquer, o emociones negativas hasta la desesperación, al estilo de los simbolistas franceses o de Fernando Pessoa.

Sin embargo, nos queda por ver un camino más. Lo llamamos “trampas mentales”, porque la ciencia ha demostrado que las emociones nos juegan malas pasadas…y buenas.

Empezaremos con una idea innovadora que viene de la teoría computacional:

“Cada uno de nuestros estados emocionales es el resultado de activar ciertos recursos, al tiempo que se desactivan otros, cambiando así algunos modos de comportamiento de nuestro cerebro”

Por tanto, se concluye que:

“Los estados emocionales no son específicamente diferentes de los procesos que englobamos en la denominación pensamiento. Por el contrario, las emociones son modos de pensar que utilizamos para aumentar nuestros recursos”.

Las ideas básicas son dos: Una es que las emociones son una forma de pensamiento  y dos, activamos unos recursos al mismo tiempo que desactivamos otros.

La teoría predice comportamientos como enamorarse, la enajenación mental, el sufrimiento y, en niveles más avanzados, la conciencia y el yo.

Por otro lado, la psicología experimental, basándose en las aportaciones de la teoría computacional, nos habla de los atajos mentales y los túneles mentales. El hecho de, al activar algunos recursos mentales, se desactiven otros, produce resultados controvertidos.

Algunos de ellos son las ilusiones ópticas. ¿Quién no ha visto el típico ejemplo de la joven vieja al mismo tiempo? Aunque sepamos que la imagen nos trasmite dos percepciones distintas, siempre vemos una de ellas primero y casi imposible ver las dos a la vez. Y hay ilusiones como el puente de Saint Louis, en Missouri, que, aunque sepamos que el ancho y el alto es el mismo, siempre lo percibimos más ancho.


El ser humano es un científico bastante malo. Cometemos dos tipos de errores. Uno de ellos son los atajos mentales, y el otro son los “bias” (término inglés que no hay forma de traducir). Un “bias” es el típico ejemplo sobre qué pesa más, si un kilo de hierro o un kilo de paja. Nuestra mente tiende a pensar en el esfuerzo muscular de levantar uno u otro y, hasta que, a fuerza de hacer el ridículo, no respondemos que pesan lo mismo.

La Psicología experimental, aplicada al comportamiento económico, ha demostrado algunos efectos curiosos. Citaremos dos.

-          El primero es que tomar decisiones bajo los efectos de una emoción es altamente perjudicial. En Prossem propusimos a dos grupos de personas que tomaran una decisión. Pero antes de hacerlo, les pedimos que vieran un trozo de película. A un grupo les dejamos ver una imagen de “la Vida es Bella” de Roberto Begnini, que nos levanta una sonrisa, y al otro grupo les hicimos ver un pasaje de Glenn Gary – Glenn Ross que nos enfada bastante. Después tenían que decidir si marcar la casilla sobre ceder parte de tu declaración de la renta a organismos sociales o a la iglesia católica. Los resultados se los pueden imaginar. Lo peor, y eso es lo que nos preocupa, es que pasado un tiempo, las mismas personas mantenían su decisión y estaban influidos por la emoción provocada (a este fenómeno lo llamamos autorreplicación).

-          El segundo efecto trata en qué nos gastamos el dinero en obras sociales o de ayuda a desfavorecidos. Si yo les presento a Sandra, de 8 años de edad, de Getafe, Madrid, enferma de leucemia, y les muestro su foto (es una niña adorable), y que necesita tres millones de euros para ser tratada en Houston, posiblemente recaude más que si les digo que es para la Fundación Dedines, con la que  Prossem colabora a través de un torneo de Fútbol 7.

Conclusiones:

1.      Hemos hablado de tres modos de enfocar las emociones. En este último podemos aprender que las emociones son modos de pensar, que activan unos recursos a costa de otros.

2.      ¿Podemos aprender a seleccionar qué recursos activar? Existen algunas técnicas que nos permiten gestionar nuestras emociones y, por tanto, a no caer en trampas mentales.

3.      Desde Prossem invitamos a tres de ellos: Practicar PNL, Mindfulness y desarrollar pensamiento crítico. Son las tres herramientas que nos permiten ser más eficaces.

4.      En siguiente post hablaremos cómo nos puede ayudar cada una de estas herramientas y dónde encontrarlas.


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