jueves, 9 de mayo de 2013

CAMBIO DE TERCIO.


    Esta semana cambiamos de tercio. Dejamos a un lado el autoconocimiento para adentrarnos en otro de los factores más llamativos del comportamiento humano: la irracionalidad. Somos irracionales, tomamos decisiones sin pensar. Lo curioso de la irracionalidad humana, es que es predecible. Podemos saber cuándo el cerebro nos va a jugar una mala pasada.

        Posiblemente uno de los mejores ejemplos de irracionalidad son las ilusiones visuales. Una de ellas es la ilusión de la torre inclinada. Al presentarse dos fotografías, una al lado de la otra, como por ejemplo, la torre de pisa. Y se pregunta cuál de las dos está más inclinada. La respuesta más común es la de la derecha. Pero si cambiamos las fotografías de posición, es decir, la de la izquierda pasa a la derecha y la de la derecha pasa a la izquierda, ¿Qué torre estará más inclinada? De nuevo será la que está nuestra derecha. ¿Cómo es eso? Pues es una mala pasada de nuestro sistema visual. Cuando vemos dos torres juntas, como dos rascacielos, los vemos en perspectiva, es decir, ambos suben hacia el cielo en paralelo, pero si fueran más altos, se tocarían. Hagan la prueba. Pónganse debajo de dos rascacielos que estén juntos y miren hacia arriba. Verán como convergen sus puntas, como si se fuesen a tocar, o como si fuesen dos vías de tren (que parece que se juntan en el infinito aunque sabemos que nunca es así). Sin embargo, en la ilusión de la torre inclinada, nuestro cerebro interpreta que se ambas torres pertenecen a la misma escena y que se están separando. Por ello, siempre, siempre, la de la derecha se verá más inclinada.

        Lo que nos enseña esta ilusión visual o cualquier otra, son dos cosas. La primera, es que todo el mundo se equivoca en las ilusiones. Todo el mundo cae en ellas. Y la segunda, es que, aunque sepas el resultado de la ilusión, ésta sigue ocurriendo. La torre se sigue separando, el puente de St. Louis nos parece más alto que ancho auque sepamos que miden lo mismo y siempre veremos a la vieja y a la joven o la copa y las dos caras frente a frente. Y eso ocurre porque nuestro cerebro usa información de nuestro entorno más cercano para dar sentido a lo que captan nuestros sentidos. Vemos con nuestros cerebros, incorporamos nuestras expectativas… Las ilusiones visuales son una metáfora del pensamiento humano.

     La irracionalidad se manifiesta en muchas de nuestras decisiones. Algunas  importantes, como  la donación de órganos y otras más banales, como pagar una compra con tarjeta de crédito o con efectivo. Se manifiesta en mantener una idea hasta consecuencias no predecibles por pura “cabezonería”, tozudez u obstinación, en lugar de evaluar y comprobar nuestras afirmaciones. De hecho, uno de los axiomas de los estudiosos de la irracionalidad es, que si piensas que tu intuición es la correcta, mídela, ponla a prueba, que seguro que no es así. A veces, la ciencia nos demuestra que lo que pensamos no es cierto, no es exacto, y cuando eso sucede, avanzamos hacia un mundo mejor.

        A lo largo de las siguientes semanas vamos a desgranar la irracionalidad. Además de hablar de toma de decisiones, discutiremos algunas irracionalidades respecto al dinero, sobre cómo nuestra mente trata con él. Intentaremos analizar un poco la deshonestidad (aunque ya la hemos tratado en este blog cuando hemos hablado del autoengaño, de Alfred. Mele y de R. Trivers). Bucearemos en el mar de la motivación y del trabajo, de cómo se relacionan. Veremos asuntos relacionados con el autocontrol y terminaremos mirando con atención nuestras emociones, cómo funcionan y cómo “nos nublan” el juicio.

       Como en las semanas anteriores, dedicadas a “Conócete a Tí Mismo”, pretendemos dar algunas pinceladas, tomadas de diferentes fuentes. Beberemos de la Filosofía y, sobre todo, de la Psicología. Y no pretendemos agotar cada tema en estas breves líneas semanales. Nos contentamos si logramos inducir el “gusanillo” por entender la mente, por comprender al ser humano.

      Comprender la irracionalidad propia es crecer en autoconocimiento. Y conocerse permite ganar en libertad de acción y sobre todo, en libertad de querer, de voluntad. Merece la pena dedicar un poco de tiempo. En Prossem, os esperamos.

         Ejercicio de la semana.
Las ilusiones visuales tienen dos características, que hemos citado más arriba. Todo el mundo las padece y aunque las conozcas, las sufres. Pero hay muchos tipos de ilusiones visuales. Proponemos buscar algunas y tratar de comprenderlas (y comprobar que aún así, se siguen viendo). Las que proponemos son la ilusión de serpientes giratorias, cualquier cuadro de Vasarely y sobre todo, nuestras dos favoritas: la Mona Lisa (hay que fijarse en la sonrisa) y la cúpula de la iglesia de San Ignacio de Roma.

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